Momentos de Paz

Transfigúrame, Señor, transfigúrame.

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB





Transfigúrame, Señor, transfigúrame./ Traspáseme tu rayo rosa y blanco./ Quiero ser tu vidriera, / tu alta vidriera azul, morada y amarilla/ en tu más alta catedral. /Quiero ser mi figura, sí, mi historia, / pero de Ti en tu gloria traspasado”. (Gerardo Diego).


Puedes pensar que ser un místico es algo sumamente difícil y reservado solamente a seres grandes y sublimes de la humanidad.

No estoy de acuerdo contigo. Tú puedes ser un místico grande. Mira las palabras de este poeta español. Transpiran sus versos unión perfecta con el Amado.

Cada vez que anheles y logres transfigurarte de tus miserias espirituales, y vayas lentamente alcanzando tu perfección personal, eres un místico.

Sientes que algo en ti se estremece cuando estás unido a Alguien que te colma y que te da la felicidad que tanto anhelas en las cosas materiales, que nunca, por supuesto, te van a plenificar totalmente.

Es una tontería que pases la vida sin llegar a una gran altura de perfección, a un estado en el que todo lo aceptemos y veamos bajo la óptica de aquello que ennoblece y sublima.

Todo consiste en ser vidriera tan limpia y transparente que por ella pasen los rayos rosa de tu serenidad, de tu amabilidad, de tu desapego de cosas que te hacen mirar hacia abajo, hacia la rutina, hacia el mal.

Una pareja de enamorados seria y profundamente me decían: “Desde que nos amamos todo parece bello a nuestros ojos. Somos nosotros mismos, nuestra historia bajo la mirada de quien nos da el amor.

¡Vive hoy feliz!