Momentos de Paz

El rostro de la anciana ...

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB



“El rostro de la anciana se ilumina cuando le digo:: esta noche vendré a cenar. Su mayor alegría es esperarme, preparar su sopa de verduras. Yo traigo el queso, y con esta sencillez es realmente un cena festiva. Un día, al darle las gracias, me dijo al oído: es tan poca cosa, es la presencia. Tendría que escribir .¡PRESENCIA!” ( Martine, Hermanita del P. Foucauld).

¿Has hecho alguna vez la experiencia de ir a cenar a casa de un pobre?

Hazlo cuando puedas. Serás bien recibido en sus corazones. Te ofrecen lo que tienen. 

Hace seis años, en Polonia, con motivo del encuentro de jóvenes de Taizé, me acogió una familia. Dormía en el pasillo con el saco de dormir. Sin embargo, me levantaba contento. Todo lo que tenían lo ponían en la mesa. Era una familia pobre.

El día de año nuevo le regalé a la señora un ramo de rosas. No quería aceptarlas porque veía en ellas un signo de riqueza.

Le di un beso y me las cogió. No eran flores lo que le entregaba; era el calor de mi corazón que se sentía acogido en la sencillez evangélica.

Sentía, al llegar por la noche, su presencia amada y cariñosa.

Me tenía preparado un vaso de leche y un quesito. Era toda la cena.

Pero mientras tomaba el vaso de leche caliente para quitarme el frío, ella no dejaba de hablarme.

Era mi presencia en un país del Este de Europa lo que le cautivaba.
Era también la presencia de una persona que se adaptaba a su vida felizmente.
Desde entonces, igual que tú, guardo en mi alma su rostro grabado con el cincel del amor en mi corazón.

¡Vive hoy feliz!