Ante el Sagrario y la Palabra de Dios

¿De que nos sirvió nuestro orgullo?

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB   

 

 

“¿De qué nos sirvió nuestro orgullo?

¿De qué la  riqueza y la jactancia?

Todo aquello  pasó como una sombra,

como una noticia que va corriendo” (Sabiduría 5.8-9).

 

Señor,

aquí me tienes esta tarde

sofocado por mi orgullo.

Me creo el más importante,

no presto atención a los otros,

no los escucho.

Me creo superior a ellos.

Es mi capricho.

Ahora, cuando me encuentro ante ti,

descubro que no soy nada, ni nadie.

He perdido el tiempo de mi vida

buscando cosas y afanes fuera sin sentido.

 

¿De qué me sirve ahora chulearme

ante los demás de mis riquezas y poderío?

De nada.

Todo ha pasado como un instante,

como una noticia de telediario,

que dura un cuarto de  hora.

 

Soy como una sombra que oculta

la verdad y lo auténtico.

Me arrepiento, Señor, de mi desconcierto.

 

¿Por qué no habrá más ahínco por poseer

las cosas de Dios y menos las humanas?

 

Por falta fe, porque sin ella,

todas las cosas resultan vanas.

 

Te doy las gracias, en esta tarde particular,

porque he descubierto que el orgullo y la soberbia

son paja que arrebata el viento.

 

No sirven para nada.

Tan sólo tú, desde el sagrario,

eres fuente de sencillez, de apertura a ti mismo

y al mundo de los demás.

Y eso se llama humildad.