Ante el Sagrario y la Palabra de Dios

Dios, tu mi Dios...

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB


 

“Dios, tú mi Dios, yo te busco,

sed de ti tiene mi alma,

en pos de ti languidece mi carne,

cual tierra seca, agotada, sin agua” (Salmo 63.2) 

 

Señor,

lo peor de un ser humano creyente

es perder las ganas de buscarte,

ahora y siempre.

 

Tu búsqueda es como el universo

que, cuanto más se recorre,

más admiración el alma siente.

 

¡Qué gozo experimento

cuando digo “mi Dios!”

No hay mayor consolación,

no hay mayor impulso

para salir a la calle y proclamar

tu Evangelio de exigencia y amor. 

 

Cuanto más me alimento de ti,

más sed tengo en el corazón.

Mi carne, aunque soy humano,

me tienta menos cuando estoy poseído

por tu vida y por tu  fulgor. 

 

Eres la mejor fuente que hay

en toda la tierra.

El agua que bebemos no aplaca nuestra sed.

La que tú nos das en la Eucaristía,

nos hace brincar hasta la vida eterna,

con suma y pletórica alegría.