Santa Flora de Córdoba Noviembre 24

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

Etimológicamente significa "flor, perteneciente a la flora". Viene de la lengua latina.

A lo largo de nuestra existencia, el Espíritu Santo atraviesa nuestras noches interiores y una transfiguración del ser se va realizando poco a poco.

El gran sabio de Córdoba san Eulogio se encargó de escribir la biografía de los mártires de la ciudad califal. Fue todo un acierto para la posteridad.

El conoció a estas dos vírgenes en la cárcel. Flora era hija de un padre musulmán y de madre cristiana.

Después de que muriera el padre, la educó la madre en el conocimiento de la vida de los cristianos.

Un hermano de Flora era un chico musulmán. Ella, para poder dedicarse mejor a la penitencia y a la piedad, se alejó de la urbe con su hermana Baldegoto.

El hermano aprovechó la ocasión de su fuga para acusarlas de que eran cristianas. Ella volvió a casa a instancias de algunos clérigos.

A causa de la traición de su hermana, la trataron fatal. La dejaron en libertad y vivió por Martos (Jaén).

Pero tanto ardía en ella el deseo del martirio que volvió a Córdoba. Y en la iglesia de san Acisclo se encontró con Marta, que creció como cristiana en el monasterio de Cuteclara, cerca de la ciudad, salió a la calle pidiendo razones de por qué habían matado a su hermano el monje.

Las dos juntas se animaron para encontrar el martirio por causa de Cristo.

Una vez que hicieron profesión de su e católica, las encarcelaron. Fue a verlas san Eulogio. Se quedó tan impresionado que, apenas llegó a casa empezó a escribir su vida.

Las interrogaron para ver si apostaban de Jesús y no lo hicieron. Entonces las martirizaron y arrojaron al Guadalquivir. Sus dos cabezas se colocaron en la basílica de san Acisclo. Murieron en el siglo IX.

‘Felicidades a quien lleve este nombre!

"Los más insolentes en la prosperidad son en la adversidad los más débiles y cobardes" (Fenelón).