San Cirilo de Filea, Diciembre 2
Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB
Etimológicamente significa " entregado al Señor". Viene de la lengua griega.
Los seglares están llamados a la santidad igual que los consagrados en la vida religiosa. A los primeros puede que les resulte más difícil que a los segundos, pero la esencia de la llamada es la misma: a ser santos e irreprochables ante Dios por el amor.
Cirilo se lo pensó todo muy bien. Prefirió contraer matrimonio santamente y ayudar a la iglesia como lector de la Palabra de Dios.
Quería permanecer en una actitud de aprender siempre del que más sabe y llevar una vida en total obediencia a Dios, viviendo la humildad como cualquier otro pobre de su pueblo.
Su esposa y él se pusieron de acuerdo para llevar una vida de austeridad, ayuno y oración.
Hizo de los oficios más diversos. Lo que le salía. De albañil, por ejemplo, lo pasó francamente mal. Pero lo aceptó como venido de las manos de Dios.
La persona creyente vive la realidad de cada día sin fingimientos. Si vive en la presencia de Dios, todo lo somete a su juicio divino.
Por eso, siguiendo la espiritualidad que se había trazado en su vida conyugal, se fabricó una pequeña habitación dentro de su casa.
Allí, en la oscuridad y el silencio – queriendo imitar a los mártires que dieron su vida por Dios –, se ataba a cadenas hasta que hacían heridas en su cuerpo.
Te parecerá una tontería pero cada santo buscó la forma de santificarse. Y hoy ocurre igual.
Alguna que otra vez se alejaba de casa para ayudar a los que necesitaran de sus servicios.
Cada viernes se hacía nada menos que 40 kilómetros a Constantinopla para ver el manto de la Virgen María durante la vigilia nocturna en la iglesia de Blachernes.
Fue también en peregrinación a la tumba de los Apóstoles en Roma. Cuando volvió, se instaló en un monasterio cerca del mar Mármara. Todo el mundo lo quería y lo consideraba un santo. Murió en el año 1110.
¡Felicidades a quienes lleven este nombre!
"Acepta lo que te manda el sagrado Corazón de Jesús para unirte a sí."(Santa Margarita María).