San Pascacio, Abril 26

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

Etimológicamente significa “de pascua”. Viene de la lengua hebrea.

Estás ante un santo, un diplomático por el bien de la Iglesia y de la sociedad y un teólogo.

Estas son las tres características de  este hombre, un personaje muy considerable en su tiempo que transcurrió en el siglo VIII y IX.

Los mismos historiadores de la rama de la teología  siguen mencionando la teoría que él tenía acerca de cómo iluminar e ilustrar el misterio de la presencia de Jesús en el Santo Sacramento.

Por otra parte, y siempre a plena disposición de la Iglesia, tuvo que viajar muchos años para arreglar los asuntos de la Iglesia e intentar aplacar los conflictos que había respecto a los sucesores de Carlomagno.

¿Cuál es el origen de este santo?

La abadesa Teodrada, prima de Carlomagno, lo encontró un día abandonado en la porticada de Notre- Dame.

Lo recogió y lo educó lo mejor que pudo. El chico hablaba siempre con la boca llena de gratitud y veneración de esta ilustre señora.

A sus 22 años se convirtió. En esta labor tuvo mucha importancia el hermano de Teodrada. Era  el  abad de Corbie.

Y al ver sus buenas cualidades y su deseo de ser monje, lo admitió en el monasterio.

Con el tiempo llegó a ser un afamado profesor y, gracias a él, las escuelas de Corbie adquirieron fama en todos sitios.

En el año 844, los monjes lo eligieron como su abad, pero a los siete años hubo una revolución que le obligó a  refugiarse en la abadía de san Riquier.

A él no le importó mucho. Era un escritor nato y tenía varios libros en mente. Solía decir:<<¡Qué placer sentirse arrojado en brazos de la filosofía y de la sabiduría y beber de nuevo la leche de la Biblia que alimentó mi juventud!>>.

Los monjes de Corbie volvieron a llamarlo. Retornó a vivir con ellos como simple religioso. Y siguió escribiendo. 

¡Felicidades a quien lleve este nombre! 

“El hombre que comprendiese a Dios sería otro Dios” (Chateaubriand).