Postal a los jóvenes

Tu vida en una sociedad fragmentada

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

No seas de esos jóvenes que, ya a su edad temprana, comienzan a ver esta época mejor que ninguna. Otros, en cambio, la ven como la peor. Tu tarea consiste en  comprender los desafíos y los atolladeros de la época actual con el fin de encontrar soluciones. No quejas. En caso contrario, la vida de tus contemporáneos y la buena voluntad de tantos jóvenes, corre el riesgo de no llevar a ninguna parte, como los riachuelos de montaña que se pierden en un terreno pantanoso.

          Ten una cosa clara: tu mundo ya no propone una visión global capaz de integrar todos los ámbitos de la vida en un conjunto armonioso. De ahí el reproche de fragmentación que tan a  menudo subyace bajo la superficie cuando se habla con los jóvenes.

          La sociedad postmoderna es una sociedad fragmentada: su problema no es tanto la falta de sentido cuanto la multitud de sentidos sin relación entre sí.

          Cada uno tiene que apañárselas para  formarse una identidad que le convenga, con los retazos de sentido más dispares. Si bien esta situación favorece la tolerancia y una gran flexibilidad - hasta el punto de que algunos celebran el nuevo <<yo proteico>>, también es evidente que engendra seres frágiles, sin columna vertebral, fácilmente desorientados.

          La unidad interior parece ser un sueño irrealizable y, en algunos casos, hay una gran tentación de conjugar la angustia imponiendo una unidad estrecha, sectaria: se sustituye entonces la columna vertebral por el caparazón.

          ¿Comprendes ahora cómo el aburrimiento y la fragmentación  son enfermedades espirituales que, en consecuencia, requieren remedios del mismo tipo?

          ¿Qué hacer ante esta situación?

          La modernidad nos ha legado un mundo sin misterio, donde todo se ofrece a la curiosidad ya la manipulación de buscadores raramente desinteresados. Lejos de ser el sacramento o señal de una PRESENCIA, la naturaleza se ha convertido en un simple material a disposición del hombre, expuesta a los estragos de una tecnología desenfrenada.

          No te pierdas ante esta sociedad. Intenta que tu equilibrio entre lo sensorial y lo racional vayan en armonía. Busca impactos de toda clase: los que vayan dirigidos a tus sentidos y aquellos otros que vayan directamente a tu espíritu de joven que piensa, de joven que hace "stop" de vez en cuando en su vida para no perderse en este magma despersonalizador.  Termino con las palabras de Stevenson:" El ocio y el aburrimiento exigen un gran sentido de identidad personal". Así no habrá jóvenes fragmentados.