Postal a los jóvenes

¿Racista Yo? ¡Nunca!

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

        

Observo las oleadas locas de la intolerancia que desfilan por las riberas del mundo...
Observo a millones de hombres descarriados, desenraizados, aplastados, torturados, condenados a muerte en nombre de una religión o de un partido, de una raza o de una cultura.

Y me doy cuenta de que esto no es ni human ni religioso.
Observo que, en el transcurso de la historia, estos pueblos han sido reducidos a la esclavitud bajo la estúpida égida de un tirano.

Hoy día, en los inicios del siglo XXI- parece increíble- hay persecuciones contra los cristianos de forma cruenta y a veces solapada.
Los horrores de los campos de concentración continúan en las malditas redes de internet con la explotación de la belleza inocente de los niños y niñas, expuestos/as a la venta de intereses de obsesos mentales...Observo que hay desaparecidos/as por el simple placer del sexo bestial.

Esto son torturas modernas que las tienes en casa, en la pequeña pantalla de tu ordenador.
Observo el miedo creciente cuando los intereses son amenazados y hay un futuro incierto cuando los fanáticos salen de sus madrigueras como bestias salvajes con viles intenciones de aterrorizar. No son películas de terror, son films que se ven en la realidad cotidiana.

Observo también la proliferación de mentiras y los rumores que circulan libremente por toda la faz de la tierra: propagandas sectarias, informaciones deformadas, acciones terroristas, silencio de los unos y rebelión de los otros., provocación consciente del odio o de la terrible indiferencia que se duerme tranquila ante todo.

¿A dónde va a parar un mundo en el que el mal persiste y aumenta?...

Observo que el desprecio y la injusticia van ganando terreno erigiéndose en un sistema en el que no hay conciencia, sino simple y llanamente maldad.
Observo el clima de sospecha, las reacciones pasionales e irracionales, el desenfreno del odio y de la venganza que deforman la mirada...

Observo que el niño no nace racista. Llega a ser cuando escucha los juicios de condena. Un racista es un asesino. Puede que nunca se haya utilizado un revólver y ser un asesino por su mentalidad, sus palabras, sus juicios antes de serlo con los propios actos.

Observo que las denuncias y las acusaciones antirracistas no bastan ya para movilizarse con la idea de vivir juntos. Actuar positivamente para restaurar la dignidad de todo hombre, es la tarea más urgente para una sociedad nueva.

Observo y digo no a la intolerancia que me sobreviene. Quiero permanecer libre y abierto a la fraternidad.
La huelga arrastra al racismo. Se dice que son los inmigrantes los responsables de las huelgas. 
No lo creo. Si observamos, todos los trabajos marginales están en sus manos.

No creo que seamos realmente racistas. Es la política la que crea el racismo en la sociedad. Por suerte, en todos los países hay muchas casas de acogida en donde conviven gentes de todas las nacionalidades.

Y hay gente sin cultura y sin educación que dicen que los extranjeros les están quitando el pan. Es difícil convivir con gente de esta baja calaña humana.
Fouad, un joven extranjero afirma: “Me siento como un objeto del que se usa y una vez que ya no sirve, se le arroja”.