Postal a los jóvenes

Pararse... pero para ver qué

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB    

 

 

Si echas un vistazo a tu vida en todos sus aspectos, te darás cuenta de algo importante: eres maduro o inmaduro.

¿Qué es lo que te ayuda a una cosa u otra?

La vida espiritual: es la dimensión que fundamental tu vida personal de cristiano. Tu Agenda está llena de actividades, citas, clases, compras...Y ante tanta actividad puedes olvidarte de lo que dijo el poeta:”Tantas idas y venidas, tantas vueltas y revueltas, quiero, amiga, que me digas: ¿son de alguna utilidad? Todas son útiles y necesarias si tienen un soporte espiritual firme, si la profundidad de tu vida es grande. Te estoy hablando de la profundidad de la vida espiritual, sí, esa que debe estar siempre viva. Ahora es el tiempo oportuno para que la revises. Y para revisar, amigo/a, necesitas “pararte”.



La salud y el cuidado corporal. A veces te olvidas de la importancia que tiene tu cuerpo y tu bienestar para actuar en la vida con acierto y con buen sentido. Dale a tu cuerpo la dimensión, no solamente de sacrificio, sino sobre todo de resurrección y de vida. Tu cuerpo es importante y su salud más todavía.
Cada uno debe partir de su estado y ver si necesita un cuidado especial, un reposo, un descanso, una visita médica. No se puede estar bien si el cuerpo no funciona como debe. Y si no se funciona bien, la madurez se hace más inestable y corre el peligro de dar un traspiés inesperadamente.

El trabajo y sus actividades. Es de lo que más solemos hacer stops. Porque fácilmente nos dejamos llevar de la actividad. Mediante una reposada revisión has de ver si tu actividad es un simple hacer por hacer, o si trabajas porque en el trabajo encuentras un sentido auténtico. Todo el que te vea, debe decir: Se moja en todo porque es testigo de Dios. Esta dimensión da madurez a tu actividad.

Las relaciones con los demás. Te relacionas con mucha gente en tu trabajo. Y hoy, lo sabes, hay quien se ríe de que seas creyente o veas lo que ellos ven bajo la perspectiva de Dios. Siempre tienes una oportunidad para hacer el bien. Revisa tu forma de actuar, tus gestos, ti forma de presentarte, tus ademanes. Cuida tus relaciones humanas. Mediante ellas te darás cuenta si tienes que acelerar el paso o ralentizarlo. Así conseguirás que estas relaciones sean humanas y sobre todo, “maduras”.

El propio proyecto personal. En la realidad, amiga/o, es el punto clave de tu revisión. Un proyecto abarca toda la vida, aunque en él, y por un período concreto, se señala un aspecto u otro. Pero por medio del propio proyecto puedes regular perfectamente tu vida en sus diversas dimensiones.

En el momento en el que estás- plena cuaresma-, es uno de los más aptos para sentarte y desempolvar tus buenas intenciones y propósitos generosos sobre los cuales cae continuamente el polvillo que levantas con los pies al caminar...Momento importante y provechoso porque te llevará a renovarte y a rehacer tu propia vida y tus propias ilusiones.

El proyecto personal recoge lo mejor de tus deseos y lo más puro de tus intenciones.


UN ALTO EN EL CAMINO PARA MIRAR HACIA ATRÁS Y VALORAR EL TRECHO RECORRIDO. PARA PROYECTAR LAS JORNADAS QUE TE ESPERAN. ¡¡¡OJO!!! HAZ PROYECTOS CON REALISMO.