Postal a los jóvenes

La vida espiritual

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

        

¡Vaya titular! Te pido que no te espantes ante él. En junio del 2001, en los exámenes de Selectividad de Inglés le tocó a los examinandos un tema así o parecido. La mayoría se quedó extrañado. Joven, la vida espiritual no está reservada al hombre religioso. Es una dimensión constitutiva del ser humano, lo mismo que la vida del cuerpo, la vida sentimental, la social o la intelectual.

          La educación tiene en cuenta todas las dimensiones al mismo tiempo. Espiritualizar no es olvidarse del cuerpo para vivir del alma, como si cuanto menos cuerpo se tiene más espiritual se es. La espiritualidad se robustece cuando el espíritu y el cuerpo se alían para liberar todas las potencias de humanización.

          Te hablo de alianza entre cuerpo y alma porque la "espiritualidad" no encuentra su ámbito cuando se pone al servicio del cuerpo, de la santidad o del confort. Esta es la ideología de la Nueva Ola que predica el bienestar inmediato. Ser espiritual es mucho más: es tener conciencia de los propios límites, de la propia impotencia y de la propia finitud. Es estar preocupado por lo que es invisible, por el más allá...

          Prefiero definir la vida espiritual como la aventura de salir al descubrimiento del motivo  por el que ha nacido. Se trata de entrar en posesión, en cuanto se pueda, de las propias potencialidades personales  y sociales. Descubrir y poner en práctica lo que hay de único, salir del propio yo, del modo personal de ser hombre.

          Llegar a ser espirituales quiere decir intentar la aventura de la libertad. La palabra evoca una responsabilidad personal, la necesidad de un discernimiento. Como ves, la espiritualidad no soporta la imitación servil: se regula en contacto con el " Espíritu" de quien nadie sabe de dónde viene ni adónde va.

          Ser más humanos. De lo que se trata es de ser más humanos. Es renunciar a todo lo que va contra el hombre y su dignidad. El acceso a la vida espiritual es en gran parte una cuestión de interioridad. D. Bosco hacía de la "religión" una de las columnas de su sistema pedagógico. Si la fe cristiana no es el único camino para todo el mundo,  la interioridad  es una necesidad y un derecho de cada uno. Iniciar en la vida interior forma parte de  la misión de la familia y de las demás agencias educativas y de la escuela. Es enseñar a los jóvenes a mantenerse en contacto con su origen y su riqueza. Esto no se puede hacer sin un tiempo de silencio, contemplación, reflexión y de trabajo sobre los propios sentimientos.

          Si eres un joven espiritual, te sientes de maravilla. Si no lo eres, vas dando tumbos. ¿No es verdad?