Postal a los jóvenes

La in (in) seguridad

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 



Te acordarás de que el 9 de noviembre de 1989, con motivo de la caída del muro de Berlín, alguien escribió: “La historia ha terminado porque no habrá ya más guerras”.

De pronto, con el ataque a las Torres Gemelas, el 11 de septiembre del 2001, todos se han puesto de acuerdo en afirmar: “Ya nunca será como antes”.

Han surgido a partir de ese instante dos axiomas: 
- la seguridad no es sinónimo de defensa
- no hay muro que la contenga

La seguridad internacional no está formada por muros de cemento armado, ni por alambradas de hierro, ni por la misma separación natural de los océanos, ni por las murallas chinas.

La seguridad es un bien primario que, hoy, coincide con la supervivencia. Se ha caído el mito de la invulnerabilidad. No se va al supermercado con tranquilidad, ni siquiera a un estadio de fútbol con 80.000 espectadores, ni se va a la universidad en metro sin la consabida preocupación terrorista. Esto que debiera ser un derecho inviolable y sacrosanto ya no lo es. Lo han visto tus propios ojos alucinados y conmovidos.

El sustantivo “seguridad” tiene como raíz etimológica latina “sine cura” (sin preocupación). Expresa la ausencia de preocupación. Aquí falla también la etimología. El mundo está loco, porque vive sin Dios.

Si te fijas en la superpotencia del mundo, te das cuenta de que se ha convertido en vulnerable y en frágil.. Su situación afortunada en lo geográfico (dos océanos sin límite al norte) ha dejado de ser un privilegio.

Hoy vivimos nerviosos. Los jóvenes que se inmolan como kamikazes aumentan. ¿Es posible esto en la flor de la vida?

Personalmente te has habituado a encontrarte con los kamikazes, a vivir codo a codo con ellos. La vida de una persona vale menos que un montón de dólares. Se ha llegado a tal extremo que no tienen dificultad en vender la propia vida con tal de concurrir a la supervivencia de un hermano lejano, que lo ha visto salir con una fortuna hecha.

La cosa más importante no es cerrarse y repetir qué cosa no se deberá hacer, sino qué cosa se debe hacer. 
La cultura de la desesperación especula mucho con la cultura de la saciedad.

Tenemos necesidad de un nuevo modo de pensar. Si quieres darle oxígeno a tu seguridad, debes ofrecer esperanza.
El 12 de septiembre tiene sobre el tapete los mismos problemas del día diez del mismo mes.

El imperio del dinero tiene los días contados, si no se abre a la justicia social y a una economía solidaria.
Las Torres Gemelas son el símbolo d nuestras responsabilidades.
El muro de Berlín que cae, permanece como un desafío, el banco de prueba del tercer milenio.

Joven, en tus manos está la receta mágica para muchos sucesos que trastornan la vida: es tu visión optimista y esperanzadora de que todo se convierta en un mundo en el que reine la justicia y, como fruto, la paz.
Empieza por ti mismo.