Postal a los jóvenes

La actualidad de los Diez Mandamientos (III)

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

        

7. No robar. 10. No desear los bienes de los demás.

 

          Desde la pobre anciana que va por la calle con su bolso y el tironero le quita el bolso hasta quienes hacen robos de alta cantidad dinero, van contra los demás. No cumplen el mandamiento.

          En esta sociedad,  cada vez más falta de valores, lo que importa ante todo y sobre todo, es tener dinero. El medio para lograrlo no importa. Lo que  interesa es el fin. No existe ninguna moral en los ladrones. Y hay muchas clases de ellos: los que roban, los que pierden el tiempo en sus estudios, los que no cumplen bien con su trabajo, los que se dejan llevar de sus apetencias, los que privan de libertad  injustamente a otros seres humanos, los que se dedican a fabricar armamentos en lugar de dar el dinero a los pobres..., todos ellos forman una cadena podrida que se romperá algún día. ¡Ojalá!

          Este mandamiento, dice el Papa, hace resaltar el derecho de la persona humana a la posesión de las cosas como bienes. El hombre tiene necesidad de las cosas como medios de vida. Por eso, ha recibido del Creador el dominio sobre las cosas.

          La misma política, el arte de cuidar de los ciudadanos, comete robos porque el poder  corrompido no tiene en cuenta para  nada la conciencia. Hay robos por doquier: bandas organizadas para apoderarse del bien de los otros, y sobre todo - y es una lástima - incluso de quienes tienen lo necesario para vivir.

 

8. No levantar falsos testimonios

 

Si falta la fe en esta sociedad secularizada, todo se ve normal con tal de que calumniador quede bien, aparentemente, ante los demás. Quien tiene fe, por el contrario, piensa bien de todos, hace el bien a todos y habla bien de todos. Estos tres verbos, bien conjugados, son la garantía para que no se levanten falsos testimonios contra los demás.

¿Es que es tonto porque vive así? No, ni habla. Hace la conjugación de esos tres verbos en su vida personal, porque mira al hombre y a la mujer como criaturas creadas a imagen y semejanza de Dios. Aquí radica el "quid" del problema.

          El comportamiento humano entonces está sujeto a las exigencias de la verdad. La verdad es el bien; y la mentira, la falsedad, la hipocresía, son el mal.

          No tienes derecho a levantar injurias contra tu prójimo, ni a juzgarlo. Esto le corresponde solamente a Dios, y en asuntos humanos, a los jueces.

          ¿Por qué no dejas de hacer trajes a los otros? ¿Empieza hoy una vida nueva. Ya es hora. ¡Animo!