Postal a los jóvenes

Información y comunicación

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB   

          

La  Comunicación e Información según su etimología tienen un sentido distinto o muy matizado respecto  al que tiene hoy día en los medios y en la publicidad.  

Si uno va al diccionario, se encuentra con que la palabra “comunicación significa tener parte, compartir, puesta en común, relaciones sociales”.Un sentido plenamente humano y rico.  

Creo que se debería volver al sentido etimológico por su riqueza de contenido, porque es fácil en la actualidad confundir los dos términos.

Si miramos la sociedad actual, se constata algo serio y fundamental: a pesar de los adelantos tecnológicos, la persona no vive en una sociedad de comunicación.  

El ser humano se encuentra inmerso en un torrente de  comunicación, y es curioso observar por una  y otra parte del universo que la gente se queja de la falta de comunicación entre los ciudadanos.  

Cuando se ve la tele, o se leen los periódicos, se oye la radio..., uno tiene la impresión de que lo que se ve, lee o escucha es algo ajeno a  nosotros mismos. Y lo hacemos a solas.  

Hace tiempo, cuando alguien quería información y comunicación le bastaba acercarse a la plaza de la ciudad, a los bares y otros lugares públicos para entablar conversación y hallar la información que deseaba, compartiéndola con los otros.  

Hoy, para encontrar la información, basta recluirse en casa, sentarse ante la tele  o ante el ordenador. Y se da el caso de que estos medios tienden a clonar a todos por el mismo rasero. La misma información para todos, sin distinción alguna.  

Se ha llegado a la época  que podemos titular: la clonación del pensamiento.  

Hoy no hay distinción entre la forma de vestir de un joven de una aldea al de una capital; no hay diferencia en la forma de hablar, en los bailes, en los discos...

Y la razón no es otra que ésta: la comunicación  trata la información como si fuera un auténtico producto comercial. No se busca la información pura y limpia, sino ante todo y sobre todo la venta de un producto, de una idea, de una intimidad, de un crimen... de lo que sea. Todo vale para la venta, y cuanto más sucio e impactante sea, mejor.  

¿QUÉ HACER ANTE TODO ESTO?  

Una vez más, la Iglesia está a la vanguardia de este problema. En contra de lo que creen muchos sociólogos e informadores, ha sido ella la que ha creado e-mails en varias lenguas para responder a todos aquellos que requieren una información precisa sobre tal o cual tema. Es una gran red que conecta al mundo entero. Mediante estos medios ha acercado a los más lejanos a sus bibliotecas y librerías de carácter teológico, filosófico o moral.

De esta forma, tanto los ricos como los pobres tienen acceso a la  información veraz sin los aditamentos de la publicidad engañosa, la injusticia y la discriminación.  

Lo peor de esta sociedad- una aldea global- es que no es posible digerir tanta información. La única manera es crear redes de comunicación e información que clarifiquen el pensamiento, adecuen la moral  y tengan la posibilidad de buscar fuentes distintas a las que ofrece la comunicación e información normales, cuyo interés básico es el económico, sea de la forma que sea. No se miran los  fines lícitos o inmorales, sino la rentabilidad del producto.