Postal a los jóvenes

Halla lo esencial y vívelo en esta sociedad secularizada

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB    

                

Lo que ha pesado históricamente sobre el cristianismo ha sido la voluntad de poder, la voluntad de tener la razón por la fuerza y el vínculo con el Estado.

          Entonces te planteas y nos planteamos la siguiente pregunta: ¿qué papel están llamados a desempeñar los cristianos en el seno de una sociedad secularizada?

          La Iglesia debe renunciar a todo poder sin renunciar a ser fermento, y debe ser un fermento en todos los ámbitos. Ajena a todo poder, resplandecerá más o menos discretamente, con mayor o menor apariencia según los tiempos, los lugares, según las posibilidades de la historia.

          Hay que renunciar también a la idea de tener una influencia exterior en la sociedad: la Iglesia tan sólo puede influir desde el interior, a través de las inteligencias y de los corazones que se iluminan, a través de todo tipo de iniciativas que surgirán.

          El papel del cristiano no es luchar contra la secularización, que es un hecho, sino hacer que esta secularización llegue a ser positiva, es decir, que permita a la Iglesia ser un fermento y no un poder.

          Que ayude también a plantearse las últimas preguntas, la legitimación última de la existencia, a la cual la secularización no ofrece ninguna respuesta.

          Dios espera de los cristianos una espiritualidad creadora que les haga capaces de modificar lentamente, por ósmosis, los fundamentos de la cultura y de la sociedad.

          Todo esto es muy importante, pues, en ese caso, nos hemos desprendido del cristianismo con poder.

          La fuerza del Evangelio es tan transformadora que no hay que pactar con el poder constituido. Si hoy miramos el rostro de la Iglesia por toda la faz de la tierra, caemos en la cuenta de que su poder radica en la pura esencia del Evangelio. En todos los sitios del mundo, la Iglesia trabaja con la gente despreciada, con los marginados, con los exiliados, con los emigrantes, con los niños pobres, con las prostitutas y con los mendigos. Sus propios cristianos le proporcionan dinero para fundar hospitales en lugares de misión. Funda escuelas para culturizar a la masa analfabeta e ignorante.

          Al mismo tiempo que ayuda, evangeliza. Nadie que viva en profundidad el Evangelio, puede hacer el mal a nadie. Pasaron, gracias a Dios, para ella las épocas de la Cruzadas. La auténtica cruzada es que ostenta su poder atendiendo a quienes la sociedad civil rechaza o no los quiere para nada.

          De hecho, a no ser que se tengan los ojos cerrados o se viva en nostalgias del pasado, la Iglesia brilla con luz propia porque ha encontrado su sitio, no en el poder temporal o político, sino en el diálogo con las demás religiones, en la ayuda a cualquier pueblo sea de la religión que sea. Este es el papel preferencial de la Iglesia de nuestros días. Sencillamente, puro Evangelio.

          Ahí está su poder. Nuestra prensa española, tan  antiiglesia, debería darse un baño de autenticidad y no quedarse en recuerdos del pasado. Falta le hace. Parece mentira que en una sociedad secularizada y democrática tenga tantos resentimientos anticlericales. Nostalgias del pasado revividas a cada instante.