Postal a los jóvenes

Hace falta una mística para la sociedad y la cultura

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

La fe cristiana se ha identificado en Occidente con una moral o con un compromiso social de tipo creativo, pero la experiencia espiritual, la vida mística, que es el verdadero corazón, queda, por desgracia, desconocida.

El drama es que en el cristianismo contemporáneo hubo una indudable influencia del pensamiento de tipo marxista. Ciertamente que ciertos análisis marxistas son útiles en el tercer mundo. Sin embargo, se tiene la impresión de que los cristianos se han dejado llevar demasiado hacia las fronteras olvidando el centro, el corazón. Mientras ellos se dirigían hacia las fronteras, los invasores han llegado y han intentado adueñarse del corazón: son los místicos impersonales, los místicos asiáticos.

Se ha insistido demasiado en presentar a un Dios como un anciano canoso con barba, que la gente no quiere saber ya nada  acerca del Dios personal. Entonces prefieren el dios oceánico de la Nueva Era y de los místicos de Asia profunda.

Si un ateísmo de indiferencia se difundió mucho, ahora vamos más bien hacia unas formas de ateísmo místico.

Lo entenderás mejor con este ejemplo. Dostoievski escribió el libro Los demonios. Hay en él un personaje extraordinario para el futuro: Kirilov, una especie de ateo místico. Es él quien dice: " El bien, el mal, todo me da igual. Dios: ¿para qué hablar? Pero si miro una hoja en otoño: ahí está, verde con un poco de amarillo alrededor. Todo es bello, todo está bien, vivo un instante de eternidad, voy a matarme en un instante de eternidad y seré Dios."

Esto es lo que nos espera. Necesitamos Kirilovs convertidos, curados, Kirilovs cristianos. Dostoieevski lo era, pues cuando tuvo crisis de epilepsia, vivió experiencias extraordinarias de  iluminación instantánea, llegando a comprender más tarde que había que pasar por la fidelidad, por el misterio de Cristo que no es solamente hombre, sino que es Dios-hombre.

Dostoievski sintió verdaderamente hasta qué punto la sociedad de hoy revela abismos y  fisuras en el ser humano. Pero en el fondo de todos estos abismos, descubrió a Cristo.  El decía que había que elegir entre el Dios hecho hombre, Cristo, y el hombre que quiere hacerse Dios. Estamos en ello actualmente, pues la corriente de la Nueva Era quiere hacer un dios del hombre.

Hay que volver a encontrar caminos del cristianismo más profundo, mostrar que Dios no es un individuo o tres individuos en el cielo, y descubrir de nuevo el sentido de la interioridad, el sentido del misterio. El Dios vivo puede revelarse en el misterio de Cristo como el Dios encarnado, crucificado y resucitado que nos resucitará a través de la interioridad. Tenemos que definir hoy una espiritualidad profunda, una mística cristiana profunda que pueda irrigar  la sociedad y la cultura.

No lo olvides. Todo está en tus manos y en tu corazón.