Postal a los jóvenes

El misterio de Cristo y las diversas religiones

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

        

"Cristo no ha venido para crear una religión, sino para ofrecer una comunión de amor a todo ser humano."

          Uno de los dramas del cristianismo es el haberse convertido en una religión en serie con otras. La humanidad, desde el punto de vista religioso, se divide en dos grandes hemisferios. Uno es  el que procede de las religiones arcaicas, sobre todo de la India, donde todo es uno, donde finalmente todo se engloba en la unidad: a través de un cosmos sagrado, todo es engullido en una especie de inmensa matriz cósmica como <<las muñecas de sal en el mar>>, para emplear una imagen habitual allí

          El otro hemisferio es más <<semítico>>, representado por el judaísmo y el islám: Dios está en el cielo y el ser humano en la tierra. No pueden llegar a una comunión, pero Dios da su ley y el ser humano debe seguir esta ley permaneciendo a la escucha de la Palabra de Dios. Por eso, te darás cuenta de que el cristianismo aporta una asombrosa novedad, porque dice que el ser humano y el divino están unidos <<sin separación>> y <<sin confusión>> (esto es lo que afirma un gran concilio ecuménico del siglo IV).

          <<Sin separación>, como señala el hemisferio espiritual originario de la India, y <<sin confusión>>, como afirma el hemisferio <<semítico>>.

          Esta es una síntesis extraordinaria. El Dios revelado por  Cristo no es en sí mismo  soledad: no es ni un océano que todo lo sumerge ni una soledad en el cielo, sino un misterio de comunión, un misterio de amor. Es la realidad de la unidad más total y, al mismo tiempo, de la diferencia más total. El ser humano está llamado a vivir en esta comunión, en esta unidad y en esta diferencia: quienes están unidos a Cristo forman un solo ser. No están separados como islotes de soledad y, al mismo tiempo, Cristo va al encuentro de cada uno de una manera diferente.

          El relato bíblico de Pentecostés recuerda que, cuando el Espíritu Santo viene sobre los discípulos reunidos, desciende una llama sobre cada uno de ellos y consagra a cada uno en lo que tiene de absolutamente único, abriendo un espacio infinito a su libertad creadora. Por esta razón, el cristiano ama las expresiones de unidad que se pueden encontrar en la India, ama este misterio del Dios totalmente trascendente que se puede encontrar en el judaísmo y en el islám y, al mismo tiempo, une los dos. Ahí se realiza una síntesis que es prodigiosa.

          Dios, en Cristo, toma un rostro de hombre y nos permite reconocer en todo rostro humano el rostro de Dios por medio del Espíritu Santo.

          En la medida en que estés abierto y en comunión con los demás, estás creando amor. ¿No crees que es maravilloso?