Postal a los jóvenes

Dios no es el autor del mal

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB         

 

"Dios nunca es el autor del mal. El no quiere el sufrimiento ni la desgracia humana. Dios no quiere las guerras, ni los terremotos, ni la violencia de los accidentes. El no suscita jamás el miedo ni la angustia, sino que comparte la pena de quien atraviesa la incomprensible prueba"(Hermano Roger de Taizé).

          Todos los jóvenes - y tú no vas a ser una excepción- más tarde o más temprano se hacen esta pregunta que aflora de su sentimiento profundo: <<Si Dios existe y si nos ama, ¿por qué el mundo es tan malo? ¿Por qué hay tantas cosas feas, malas, estropeada, perdidas?; y no sólo el mal caótico, sino también el mal perverso, el mal que está hecho en cierto modo para hacernos dudar>>.

          Existen fuerzas tenebrosas que dan este carácter perverso al mal y que hacen que Dios sea cada vez más olvidado y algunas  veces temido. Nosotros no podemos dejar de sentir en el mal una voluntad de hacernos dudar. Esto es, por otra parte, lo que se denomina <<pecado original>> en el texto simbólico del Génesis. La mujer y el hombre comenzaron a poner e duda la bondad de Dios: pensaron que Dios era un tirano que les prohibía el acceso al árbol de la vida, cuando fue la serpiente la que se lo insinuó. Y así acabaron por dudar del amor que Dios les tenía. Y el argumento contra la fe, repetido en todo momento más o menos conscientemente, es el siguiente: <<¡Mirad qué atroz es el mundo! Si hubiera, como decías vosotros, un Dios de amor todopoderoso, el mundo no sería tan terrible>>.

          Este es el argumento de Iván Karamazov en la novela de Dostoievski: <<¿Cómo admitir un mundo, incluso un mundo que estuviera a fin de cuentas bien ordenado, si hubiera que pagar por ello con la tortura de un solo niño? Yo rechazo este mundo y devuelvo mi billete a Dios>>.

          Nosotros estamos en una sociedad donde se devuelve el billete a Dios y donde se niega su existencia con este argumento.  Hay que decir a los jóvenes que Dios ha creado a la persona humana con libertad. Dios, que es amor, no puede forzar. Los Padres de la Iglesia, y sobre todo los Padres griegos, decían: << Dios lo puede todo, salvo forzar a la persona a amarle>>. Su poder se cumple en la debilidad: deja existir al hombre en su libertad que puede dirigirse al bien o al mal. Este es un misterio fundamental: Dios no puede actuar en el mundo más que a través de corazones que se abren libremente a él, y actúa entonces como un flujo de luz, de paz y amor. El nunca puede actuar desde fuera, como lo haría un dictador o un huracán. Nicolás Berdiaev decía incluso que << Dios tiene menos poder que un agente de  policía>>.

          <<Entonces, dónde está Dios, decía Iván Karamazov, cuando un niño es perseguido y devorado por unos perros?>>. Pues bien, Dios está en el niño pequeño que sufre y muere. Esta es la experiencia contada por Elie Wiesel: <<Estaba en un campo de concentración y una noche, mirando el cadáver de un hombre ahorcado se decía: Y Dios, ¿ dónde está?>>.

          Y de pronto tuvo esta intuición: es Dios quien está ahorcado. Este es el misterio de Dios crucificado tal y como Cristo nos lo ha revelado.