Postal a los jóvenes

Cultiva tu sensibilidad

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB         

 

Piensa que si eres un joven sensible, debes sentirte afortunado. La sensibilidad hace que  captes todas las cosas con espíritu humano. Todo te emociona, no pasas desapercibido ante nada ni ante nadie. Te es fácil llorar de emoción y alegrarte como nadie ante la belleza que ven tus ojos.

          Mientras que hay gente que no se siente emocionada ante un bello espectáculo cinematográfico, teatral o de orden natural, tú, sin embargo vibras de placer. Mientras que otros son indiferentes ante las imágenes atroces que contemplan en la televisión, tú, sin embargo, te sientes unido ante la catástrofe humana, aunque esté a miles de kilómetros de ti.

          Mientras que a mucha gente le cuesta entrar  en contacto con los demás, a ti, sin embargo, te es sumamente sencillo hablar, sonreír  y hacerte amigos y amigas. Es un premio al cultivo que haces de tu don magnífico de la sensibilidad.

          Cuando tu sensibilidad y tu inteligencia caminan juntas, coordenadas y no por separado, adquieres una felicidad tan honda que, a veces, alguna gente poco cultivada no te entiende. No les hagas caso.

          Cuando algún "gracioso" se ría de tu sensibilidad, no te avergüences. Al contrario, siéntete alegre y orgulloso.

          Recuerdo que un día me contaba una joven que había ido a hablar con un hombre espiritual y sabio. Le contó durante una hora los sufrimientos que le causaba su sensibilidad y, al mismo tiempo, un gozo muy íntimo.

          El buen consejero espiritual, tras escucharla, le dijo: <<Mira, joven, dale gracias a Dios por los dones que te ha concedido. T gran emotividad  y tu fina sensibilidad  te harán disfrutar profundamente de la vida. Son, además, en tu plan de vida cristiana, dos instrumentos o medios mediante los cuales tener una mayor cercanía a todos y al mismo Señor.

          Después me contaba la joven que anduvo por unos prados durante largo tiempo disfrutando de las palabras que le había dicho el maestro del espíritu.

          Me decía que vibraba ante las flores, la belleza de las iglesias románicas, bajitas, oscuras y adecuadas para hacer oración. Entró en una de ellas. El silencio se hizo oración en sus labios. Al contemplar cuadros y pinturas, esculturas y  el cementerio que rodea a la iglesia unía su sensibilidad a su inteligencia para conocer la historia de todo cuanto veía.

          Es muy importante, como te dije antes, que unas tu parte sensible a la intelectual para que tu admiración, exaltación y exultación vayan armonizadas.

          De esta forma sencilla, la joven hizo a Dios una ferviente oración. Sí, tenlo en cuenta: la verdadera vida espiritual no  prescinde de la sensibilidad sino que la contiene íntegramente, y orientada por la inteligencia y purificada por la gracia o don de Dios no es ya un obstáculo para el encuentro con el Señor.

          Cristo no vino a destruir tus cualidades, sino a armonizarlas y divinizarlas.

          El Salmo  36 dice: <<Pon tus delicias en el Señor y él te dará cuanto tu corazón desee>>.