Postal a los jóvenes

Aprende a superar tus fracasos

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

“David se irritó de que Dios hubiera golpeado a Uzza con un castigo” (1 Crónicas 13,11)

Puedes pensar que David no estaba equivocado cuando el Señor fue con mano dura contra el desgraciado Uzza. Necesitas aprender que el Señor tiene siempre razón.

David comete un error respecto al culto, cosa que puede suceder a cualquiera. Busca un modelo de culto de los Filisteos (1 Samuel 6,7); son ellos los que va a instalar el “Arca” de la alianza en un carruaje tirado por bueyes. David lo hace, mientras que existe un modelo bíblico (Éxodo 25,15, Josué 3,6 o 6,12). Es imposible que David ignorara este mandamiento.

Cada vez que tus referencias en materia espiritual no han sido bíblicas, has sufrido, conocido el fracaso, la contrariedad, la decepción violenta. Eso sucede, incluso a David, cuando no actúa según el corazón de Dios. ¿No te puede pasar a ti igual?

Descubrimos en el capítulo 15,24-29 un culto de adoración dirigido por David y perfectamente agradable a Dios. No debes nunca quedarte en el fracaso punzante; este fracaso tiene razones y puedes descubrirlas. En el mismo lugar en donde David descubrió su error: en la Biblia, su lectura y su meditación.

Y a continuación constatamos que el estado de espíritu sobresaliente de este hombre no se instala en el orgullo buscando justificarse ante los demás. Cometió un error grosero, pero lo reconoce y anhela construirse de nuevo. No quiere romper su comunión con el Señor. Se toma tiempo para esto. Basta ver el capítulo 14 de este libro.

Y al fin de cuentas, el resultado está ahí: ha sabido gestionar victoriosamente su fracaso.

Tú puedes hacer exactamente igual; tu decepción es legítima; tu deseo de dejar que todo se derrumbe es comprensible. Pero, ¡¡ojo!!, no te instales en ese terreno; abandónalo pronto y detente en el capítulo 14 que habla de la curación interior para salir adelante mucho mejor.

Una oración para hoy: Jesús, querido Salvador, ven en mi ayuda y líbrame de mi orgullo que me impide reconocer mis errores; orgullo que me lleva siempre a creer que tengo razón. Quiero aprender de ti a superarme victoriosamente. Amén.