Postal a los jóvenes

1º y último para Jesús

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

Jesús reitera su enseñanza sobre el destino del Hijo del hombre; pero los discípulos no entienden, tienen miedo a que Jesús les sorprenda. Lo quieren seguir con el equipaje de sus criterios humanos. Jesús les explica lo que supone estar con él: tienen que dejar de lado toda ambición, y ser el servidor de todos. - En la misión no van solos, llevan la presencia de Jesús y del Padre.

Orar es abrir los oídos a los pequeños, a los que apenas tienen voz en la tierra.

Mc 9,30-37: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos

Por segunda vez, Jesús revela a sus discípulos su muy próxima Pasión. Al mismo tiempo, abandona deliberadamente la predicación a las muchedumbres, decididamente incapaces de comprenderle, para dedicarse exclusivamente a la formación definitiva de sus discípulos.

La incredulidad de éstos tenía, sin embargo, un medio para salir de tal situación: la Escritura podía revelarles cómo la Pasión estaba sugerida por una serie de antecedentes. Parece que las predicaciones de Jesús sobre su pasión están tan fuertemente impregnadas de referencias al Antiguo Testamento, que se pueden descubrir en él los textos a los que ha podido hacer alusión.
Para entrar en el reino es preciso estar disponible como un niño; es decir, ser sencillo y no pretender los primeros puestos.

Dentro del reino es preciso hacerse el siervo de todos y ofrecer su amor a los más insignificantes. Esta caridad revestirá un carácter especial entre los responsables de la comunidad, que procurarán no escandalizar a los pequeños. Jesús apunta a una sociedad que respete al pequeño y tenga en cuenta sus reacciones, pero sobre todo desea que sus discípulos se parezcan a los niños en la aceptación de la dependencia respecto de los otros. El ser humano, el cristiano, no puede aspirar a salvarse solo.