Postal a los jóvenes

Jesús= médico de enfermos 

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

Jesús siempre está atento al dolor de la gente, es incapaz de pasar de largo cuando ve a alguien sufriendo, alguien que necesita ayuda. Las gentes, apenas oyen que se acerca, corren a su presencia con sus seres queridos enfermos o aquejados de algún otro mal. Jesús se encontraba en el día con tullidos, desempleados, arruinados. Todos los días tenía ante sus ojos una humanidad sufriente e insolidaria.

Que la Palabra de este día recree en ti un corazón nuevo, un corazón humano, “un corazón que ve dónde se necesita amor y actúa en consecuencia” (Benedicto XVI, “Deus Caritas est”, 31).

Mc 6, 53-56: “Los que lo tocaban se sanaban”

Nuevamente el evangelista Marcos presenta a Jesús frente a esa multitud que en cuanto lo reconoce quiere acercarse a él para ser sanada, sin comprender todavía el misterio profundo que hay en el Maestro y la necesitad de reconocerlo primero como el Mesías.

El mal tiempo parece estropear los planes de Jesús y sus discípulos, obligándoles a modificar la ruta inicial. El objetivo previsto era llegar a Betsaida, en la parte oriental de lago (Mc. 6,45). Después de una noche de travesía desembarcan, sin embargo, en Genesaret, es decir, en la misma orilla de la que habían partido.

Reconocido por la gente, Jesús aparece una vez más como el médico de los enfermos y atribulados, de quien emana una fuerza prodigiosa. Es un cuadro familiar, que concluye y remata los dos episodios precedentes, mucho más espectaculares y asombrosos. Pero a la luz de ellos, éste resulta no menos revelador.

Las muchedumbres siguen sin percibir este misterio de su persona, por más que le reconozcan externamente y le toquen con sus manos. Los lectores cristianos deben aprender que es necesario entrar en contacto con Jesús de un modo mucho más profundo, como lo hicieron los discípulos.