Postal a los jóvenes

Jesús y sus discípulos 

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

Marcos 1,29-39

“En aquel tiempo, al salir Jesús y sus discípulos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: “Todo el mundo te busca”. Él les respondió: Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido. Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios”.

1.- Después del oficio sinagogal bien vistoso y movido Jesús con los cuatro discípulos va a almorzar a la casa de Pedro. La suegra está con fiebre en la cama.
Se acercó Jesús, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
¿Se puede narrar un milagro con más sencillez? En la época y en nuestro Barroco los milagros eran descritos con todos los detalles verídicos o ¿inventados?
Siendo una catequesis, ese se puso a servirles, puede tener resonancias de cómo tenemos que actuar cuando recibimos los dones del Señor.

2.- La casa de Pedro se convierte en un ambulatorio ocasional.
Cuando se puso el sol. ¿Por qué esperaron tanto? Al ponerse el sol terminaba el sábado y se podía llevar pesos en público.
Aún la pobre gente no se ha dado cuenta que Jesús ejerce la compasión, sanando también en el día de sábado, como Él ve hacer eso a su Padre, su Dios (véase Jn 5,17), que trabaja también en sábado. Cuando se dieron cuenta se presentaba en plena función sinagogal de tal manera que uno que era máxima autoridad en la sinagoga se enojó con los enfermos que se prestaban a ser curados en sábado y, además en la sinagoga, y Jesús alegremente quebrantaba una ley tan sagrada como la guarda del precepto del Sábado
(Lc 13,14: El jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente. “Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado).
Curó y expulso a muchos enfermos y endemoniados.

3.- Jesús es orante
Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar.
¿Tenía Jesús necesidad de orar o lo hacía para darnos ejemplo, como algunos libros piadosos nos decían?
Jesús necesitaba charlar con su Padre para comer de ese alimento que gustaba tanto comer (Jn 4,34) que es hacer la voluntad del Padre.
¿Pero cómo iba a saber cuál era Su Voluntad, si no orando, conversando con ÉL?
Además posiblemente Jesús oraría o hablaría con Su ABBA en voz alta. Los judíos no conocieron, parece, la oración mental; lo que, de paso, les libró de las distracciones, porque el que habla no se distrae…

4.- ¿Podríamos saber lo qué estuvo hablando Jesús con Su Padre? ¿Cuál sería el tema de oración?
Parece que podemos deducirlo del diálogo que sigue.
Pedro y sus compañeros, al encontrarlo, le dijeron: -Todo el mundo te busca… (y casi, casi se le oye decir: … y tú aquí perdiendo el tiempo).
En la oración posiblemente Jesús vería un par de alternativas:
- me quedo y recojo los frutos del exitazo de ayer, formando una comunidad modélica para el futuro, la primera comunidad catecumenal o
- voy a otros pueblos a predicar el Reino de un Dios misericordioso que sana y nos ama.
Jesús les respondió: Vamos… que para eso he venido.
El programa sigue: Jesús recorre la Galilea, predicando y expulsando demonios.
Como pueblo profético, unidos a Jesús, también nosotros deberíamos proclamar que Dios nos ama como lo demuestra sanando enfermedades de cuerpo y sobre todo psíquicas que proceden del abandono, de desprecio, del no-amor.
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Jesús lleva en el corazón el amor del Padre, con él habla intensamente en lugares solitarios. De madrugada se retira para estar a solas con él, para escuchar su voluntad y para hablarle de su compasión por los marginados. Jesús se pone en camino de salvación, recorre las aldeas, entra en la casa de Pedro, va a las sinagogas, la sed de amor le estalla en sus venas, le urge el que la salvación llegue a todos. Se acerca con ternura, toca con delicadeza, levanta siempre al que está postrado para que recobre la dignidad de hijo/a y la vocación de servicio. Orar es escuchar en el silencio el amor del Padre que nos invita a ponernos en camino para anunciar el Reino