Postal a los jóvenes

Jesús se echa a dormir 

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

El agua potable escasea, el clima se deteriora, numerosas especies animales y vegetales se extinguen. Hay una degradación de consecuencias incalculables para la humanidad: inundaciones, sequías, huracanes, hambres, enfermedades, miseria, desigualdad, emigraciones, violencia...“Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?” Jesús se echa a dormir, para que se despierte nuestra fe y se ponga en marcha la solidaridad entre los pueblos.

Orar es adherirnos a Jesús e ir de prisa a poner nuestro granito de arena para ayudar a los más pobres.

Mc 4,35-41: Hasta el viento y el lago le obedecen

La barca en medio de la tempestad ha sido frecuentemente considerada como una alegoría de la Iglesia. Y esta imagen adquiere todo su sentido en la actual coyuntura de la Iglesia en el mundo.

Lo mismo que los discípulos, la Iglesia ha abandonado a las muchedumbres llevándose a Jesús consigo, y hoy en día se encuentra aislada en sus instituciones seculares y de proa a una profunda tempestad. También los llamados corren el riesgo de aislarse a pesar de su propia disciplina, de su fe, de su consagración; y esto, a su vez, es un gran desorden. ¿La solución? ¿Recurrir a los poderes de Dios?

¿Al poder de su palabra amenazadora? ¿Apelar simplemente a lo sobrenatural? Quizá; pero entonces se corre el riesgo de tener que oír que nos digan: “¿Todavía no tienes fe?”. Porque la fe no debe empujarnos a utilizar la seguridad de las instituciones eclesiales o clericales, sino a contemplar a Jesús muerto y resucitado; a comprometerse en la misma muerte… y volver a la orilla a mezclarse con las muchedumbres.

Por el miedo, la Iglesia se aísla; en virtud de la fe, rehúsa plantear hacia afuera su propio problema. Pero el lugar de la verdad es para la Iglesia el mundo; no otro.