Postal a los jóvenes

¿Qué es tener luz?

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

¡Qué contrasentido el de envolver la luz en oscuridad! Jesús es la luz que ilumina en medio de la humanidad; se hace presente en los caminos y en las plazas; conecta con la esperanza escondida de todo ser humano.

¿Qué es tener luz? ¿Acaso no es tener lleno de ternura el corazón y dispuestas las manos para realizar algo a favor de los más pobres? Tener luz es llevar en lo más hondo del manantial un secreto: el de ser amados por Dios. Este secreto quiere Jesús que comuniquen los suyos en la tarea misionera de cada día.

Vivir como hijos de la luz significa escuchar y acoger la luz de los otros, y ofrecer gratuitamente lo que uno tiene mediante el diálogo, para construir juntos una vida comunitaria.

Mc 4,21-25: “El que tenga oídos para oír, que escuche

Marcos ha agrupado en este pasaje dos parábolas que seguramente no lo estaban en principio. La parábola de la lámpara (vv.21-23) la reproduce sin duda en su versión original: su estilo interrogante es, en efecto, característico de una fuente próxima a la tradición oral; y el v.23 es estribillo punzante en esta tradición primitiva para subrayar la gravedad de la enseñanza prodigada.

La parábola de la lámpara es un simple proverbio destinado primitivamente a explicar la necesidad de pasar a los hechos: quien ha comprendido algo no puede callárselo, y toda su actividad debe estar marcada por esta circunstancia. Pero al añadir a esta parábola el v.22, Marcos la introduce en el ámbito de su doctrina sobre la escucha de la Palabra y sobre el secreto mesiánico.

En estas condiciones, la lámpara designa la doctrina de Jesús. Por el momento está velada y no es comprendida, pero vendrá un día en que quedará al descubierto; y “quienes no hayan comprendido” las palabras “misteriosas” serán condenados y juzgados en el momento de esa manifestación.

Mientras la Palabra de Dios es proclamada bajo el régimen de la fe, es como una lámpara bajo un cajón o una cama: no se advierte su claridad sino en la penumbra; hay que entregarse con confianza y fidelidad a esa lámpara para que realmente ilumine. Pero el reino está en proceso de crecimiento; la lámpara estará algún día sobre el candelabro y glorificará a quienes, en el secreto y el misterio, han puesto su confianza en ella.