Postal a los jóvenes

Mucha mies y pocos obreros

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

Si el Espíritu hace transparente la vida, y da la libertad a todos los cansados y decepcionados, si en Jesús se asoma la voz y la presencia del Espíritu, ¿cómo es posible que acusen a Jesús de ser la cara visible en el mundo de *****ás y que, por lo tanto, es enemigo de Dios y del ser humano? Jesús es una clara apuesta por el Espíritu del amor.

“Sólo el amor de Dios, capaz de hermanar a los hombres de toda raza y cultura, podrá hacer desaparecer las dolorosas divisiones, los contrastes ideológicos, las desigualdades económicas y los violentos atropellos que oprimen a la humanidad” (Juan Pablo II).

Lc 10,1-9: “La cosecha es abundante, pero los trabajadores, pocos”

La cosecha proporciona a Jesús la ocasión de su discurso. El trasforma a los cosechadores de trigo en cosechadores de hombres, como ya lo hizo con los pescadores. Pero la siega reviste una significación teológica importante en las Escrituras (Am 9,13-15).

Y confiere una densidad particular a la misión de los discípulos: ésta es ya el compromiso de la humanidad con el reino que viene; preludia al juicio de Dios, porque su Palabra comporta su juicio y su discernimiento de los corazones. No es desde entonces extraño que la misión acabe muchas veces en persecución (v.3).

Mientras que la versión de Mateo nos muestra una visión de estas persecuciones en tono muy apocalíptico, Lucas prefiere atenerse a la enumeración de los consejos prácticos dados por Jesús a sus discípulos. Proyectado hacia la esperanza mesiánica y la proximidad de su objeto (v.9), el discípulo no puede ya atribuir valor a los medios y a las técnicas del mundo presente. La proximidad del reino le dispensa de preocuparse además por seguridades para su futuro; su pobreza tiene, pues, una significación profética. La pobreza del misionero es anunciadora del reino que viene.

El segundo consejo dado a los misioneros concierne a sus relaciones con sus anfitriones. Hace falta que expresen el carácter de peregrinos y nómades de los discípulos de Jesús, nunca instalados, siempre en camino hacia el reino.