Postal a los jóvenes

Tú eres el Hijo de Dios

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

Al conocer la actividad de Jesús a favor de los oprimidos, una muchedumbre acude a él. Quiere salir a cualquier precio de la situación. La gente quiere milagros. Caminamos muchas tardes junto a El y pasan muchas, muchísimas noches, sin invitarlo a pasar a nuestras vidas.
Si le dejas que pase a tu corazón, si aceptas que sea tu amigo, entonces el reino llega a ti, y con él, el perdón y el crecimiento en el amor.

Mc 3,7-12: “Tú eres el Hijo de Dios"

Este pasaje podría ser considerado como una especie de “sumario” del primer ministerio de Jesús en Galilea. Otro se halla en Mc 6,53-56. Podemos esperar encontrar ahí los rasgos característicos de este ministerio, aunque un tanto idealizados. Marcos no ha tenido ocasión hasta ahora de presentar la enseñanza de Jesús: se ha limitado a su poder de curador y a su toma de posición frente a determinadas prácticas legalistas.

Lo que equivale a decir que su éxito cerca de las multitudes es equívoco, porque éstas vienen en busca de curación y no para convertirse; y no comprenden que estos milagros son los signos precursores de la era mesiánica. Por otro lado, Marcos es el único en señalar (v.9) que Jesús retrocede un tanto en el tiempo respecto a esta multitud incrédula.

La persona de Jesús despierta en el mundo actual los mismos tipos de reacciones y de conocimiento que en su época: desde la ceguera de algunos a la fe progresiva de otros, pasando por las motivaciones religiosas equívocas, las profesiones de fe rodeadas de ostentación. Es necesario que el creyente se imponga a veces a sí mismo el silencio, renuncie a determinadas manifestaciones exteriores de su fe que podrían ser mal interpretadas, y espere a su vez que la manifestación del reino se produzca por medio de la agonía y de la muerte.