Postal a los jóvenes

Deseo del Padre y de Jesús

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

“Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que ha de bautizar con Espíritu Santo” (Jn 1,33)


El deseo grande del Padre y de Jesús es darnos el Espíritu Santo. El deseo grande del Espíritu es bajar y posarse y habitar en el corazón de todo ser humano. La Palabra se hace Presencia que transforma toda nuestra existencia.

“El Padre nos ha predestinado a ser hermanos y hermanas de Cristo, ‘para alabanza de su gloria’: de esa gloria que resplandeció en el rostro transfigurado de Jesús” (Isabel de la Trinidad).


Jn 1,29-34: “Este es el Cordero de Dios”

El relato evangélico está centrado en torno al conocimiento de la personalidad divino-humana de Jesús. Está en el mundo, pero nadie lo podrá conocer por sus propias fuerzas. El mismo Juan no puede reconocerle por sus propias fuerzas, y en este sentido es el más pequeño en el reino. Pero Juan ha recibido por medio de una revelación lo que sus conocimientos humanos no podían enseñarle: Jesús de Nazaret es “el Hijo de Dios”.
Juan Bautista designa a Cristo con la palabra aramea talia. Pensaba sin duda en el “servidor” anunciado en Isaías 42,1, texto importante al que se refiere el testimonio del Bautista, con el cual anunciaba que Cristo era, en efecto, ese servidor. Este iba a “quitar” realmente el pecado del mundo.
Pero talia puede traducirse también por cordero. El cordero representaba para el pueblo de Israel el animal empleado para los sacrificios. El cordero era sacrificado como sustituto del hombre, y su sangre era derramada para que los pecados fuesen perdonados. Jesús, pues, representa al Cordero de Dios que vino para redimir a la humanidad de los pecados. Y el papel de Juan Bautista fue el de preparar el camino para que ese Cordero llegase a su manifestación plena en medio del pueblo elegido. Ser testigos y dar testimonio del encuentro con el Señor Jesús forma parte fundamental en la vida del cristiano, y es a través de la acción del Espíritu Santo como podremos alcanzar este don: ser testigos de “Cristo Resucitado”.