Postal a los jóvenes

Deja de excusarte y justificar tu condición

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

“...A la hora de cenar, envió a su servidor que dijera a los convidados: Venid, todo está preparado. Pero todos se excusaron al unísono” (Lucas 14,17-18).

La mayoría de la gente tiene razones para justificar lo que es hoy. A menudo, afirma que no es por su culpa y encuentran a una persona a la que censurar.

¿Por qué tu condición es la que tienes hoy? ¿Cómo se hace para que no seas la persona que debes ser, y no hagas tampoco lo que Dios te pide?

Ante esta pregunta, la mayoría de la gente responde con una excusa: “No es por culpa mía”.

Cuando censuras al prójimo por tu condición actual, das a entender que no res el responsable de tu vida. Eso significa que has confiado las riendas de tu destino a otro. Ciertamente, es probable que la situación en la que te encuentras ha sido provocada por una persona o un acontecimiento doloroso, pero al hacer responsables a los que te han engañado, dejas entender que tienen el poder de pilotar tu vida, a distancia. Les basta hablar o actuar de una cierta manera para que pierdas el control de ti mismo.

En realidad, Dios es tan sabio que ha tomado el cuidado de esconder tu futuro en tu interior. Tu potencial (todo lo que puedes llegar a ser mañana) no se encuentra ni en el sol, ni en la tierra, ni en tu padre o madre, sino en tu interior. De hecho, tu futuro no está delante de ti, está en ti. Sencillamente debes manifestarlo. Eres el arquitecto de tu destino.

Continuar censurando al prójimo, es aceptar que eres prisionero de tu pasado; es pretender que la unción del Espíritu Santo no es capaz de romper los yugos que pesan en tu vida. Es subentender que el poder de la resurrección de Cristo, en ti, no es capaz de librarte de la tumba que había enterrado tu potencial. Es despreciar la sangre de Jesucristo que ha sido derramada para cambiar tu historia.

Es una ofensa y un insulto al poder de Dios.

Es la razón por la cual el dueño de casa, en esta parábola, se encolerizó (versículo 21). ¿Te acuerdas que fue porque Israel irritó a Dios después de la salida de Egipto, yendo de error en error durante 40 años por el desierto?

Una actitud para hoy: No dejes que nadie, excepto el Espíritu Santo, pilote tu vida, tus sentimientos y tus emociones. Renuncia a la amargura, pues ésta probaría que el Diablo ha entrado en tu vida. No le concedas este privilegio de que te retenga en la tumba. Deja que el poder de la resurrección de Cristo te saque y te lance a tu destino. Recuerda: tu futuro no está delante de ti, sino en ti.¡¡Manifiéstalo!!