Postal a los jóvenes

Perder la vida para ganarla

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

“El que pierda su vida por mí, la encontrará” (Mt 16,25)

El que sigue a Jesús nunca está solo. El que sigue a Jesús se encuentra con su mirada. El que le hace sitio en su corazón ve cómo se le ensancha la alegría. Tiene sentido tu búsqueda de Jesús, tiene sentido tu vida entregada al servicio del Evangelio, tienen sentidos las semillas sembradas cada día en el surco de la comunidad cristiana.

Me cuesta perder. Me duele perder. Quiero hacerlo contigo, Señor. Hazme un sitio en tu grupo de amigos, Señor.

Mt 16,24-28: Quien pierda la vida por mi causa, la conservará

El seguimiento de Jesús comporta duras exigencias. En ningún momento se trata de una despersonalización del discípulo; todo lo contrario, si alguien tiene que ser consciente de sus actos y sobre todo tener una fuerte seguridad en sí mismo, debe ser el discípulo; porque ha de ver su vida en esta doble dimensión: lo que era antes de conocer a Jesús y su propuesta, y lo que ha de ser después.

Tampoco se trata de inventarse cruces. Muchos hombres y mujeres que hoy son llamados santos, tantearon diversos modos de vivir esta propuesta de Jesús y se dedicaron a estilos de vida “especiales”, a veces alejados del mundo, considerándolos “su cruz”; hoy no es necesario eso, puesto que, por fortuna, poco a poco vamos entendiendo que es en el diario vivir de cada uno y de la comunidad donde debemos descubrir cuál es la cruz que hemos de cargar. Si miramos con atención la realidad en que vivimos, salta a la vista que la principal cruz que tenemos que asumir es la injusticia en que viven millones de hermanos y hermanas nuestros. Desconocer que ésa es la verdadera cruz, es sencillamente inventarnos algo con qué evadir la realidad