Postal a los jóvenes

¿Me amas?

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

“Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?” (Jn 21,15)

Pedro siempre ha querido destacarse del grupo ostentando ser el primero en su adhesión a Jesús. Después de sus negaciones, Pedro evita toda comparación. Mira directamente a Jesús y a su corazón. Pídele a Jesús que te cure de la presunción de creerte mejor que los demás.

Gracias, Jesús, por tu amor. ¡Con qué delicadeza sacas de mí el orgullo! Gracias.

La auténtica religiosidad no es cosa de estar gritando cada día “¡Señor, Señor!”, ni de andar buscando milagros, sanaciones y exorcismos. La mayor parte de las veces estas expresiones se reducen a la pura manifestación de la emotividad, pero no comprometen al cristiano con los valores auténticos del Evangelio.

Todas las exteriorizaciones religiosas cristianas son sanas en la medida que concurran a la realización del gran ideal de Jesús de Nazaret: el reino. La comunidad cristiana está invitada a construir su casa sobre la roca, o sea, sobre la práctica de Jesús. Las múltiples manifestaciones piadosas, devocionales y emotivas están llamadas a ayudar al cristiano a identificarse con la propuesta de Jesús y a motivarlo a su seguimiento.

Pero esto último es lo más esencial e importante. La comunidad cristiana nos dejó en el Sermón de la Montaña una enseñanza imperecedera que culmina con esta comparación entre las dos casas. La multitud que sigue a Jesús reconoce en él la insólita capacidad de conectar el rigor de las exigencias éticas del reino con las urgencias cotidianas, y la profundidad del mensaje con la sencillez de la exposición.