Postal a los jóvenes

"Un día, al atardecer...

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

Evangelio: Mc 4,35-41

"Un día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: «Vamos a la otra orilla.»

Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un fuerte huracán, y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a popa, dormido sobre un almohadón. Lo despertaron, diciéndole: «Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?» Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: «¡Silencio, cállate!» El viento cesó y vino una gran calma. Él les dijo: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?» Se quedaron espantados y se decían unos a otros: «¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!»
 

Jesús decide ir a  la otra orilla. Se lo llevaron en barca, como estaba. Marcos hace notar que esto sucede al atardecer.

Los comentaristas se detienen en el tema de las orillas de este evangelio. Aquí parece que la orilla no tiene ningún significado especial en texto.

¿Qué te suena a ti espiritualmente hablando este pasaje? ¿Quisieras ir con Jesús a la otra orilla? ¿Te embarcarías ahora con ÉL? 

Nos encontramos con un fuerte huracán y olas tan formidables que casi llenan la barca de agua.

Las barcas de entonces eran unas cáscaras de nuez en medio de un mar embravecido. Hoy en  día los barcos que se usan para llevar peregrinos son más consistentes pero siempre se temen las tormentas que pueden formarse de un momento a otro, en espacios muy reducidos del lago de Genesaret. 

La nota más característica de esta catequesis de Marcos es sin lugar a dudas, que Jesús va  a popa, dormido sobre un almohadón.

¿Hay alguna posibilidad física de semejante situación?

No deberíamos olvidarnos que esta pieza literaria no es un informe periodístico de lo que sucedió en los hechos reales. Aunque hubiera sido un hecho histórico, Marcos aquí escribe como catequista llevándonos al tema de la fe en Cristo dormido. 

En el diálogo siguiente aparece el tema. Lo despertaron.

-Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?

Jesús se despierta, se incorpora, increpa al viento y dice al lago,  como si fuera un ser vivo: Silencio, cállate. Jesús, como hijo de la época, está convencido de que hay alguien malignamente vivo en el lago.

-El viento cesó y vino una gran calma 

Ahora llega el tema de verdad.

v. 40: ¿Por qué sois  tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?

¿Cómo está nuestra fe o confianza en Cristo en las dificultades? 

v. 41: La señal lleva a los discípulos al Señalado, al que ha realizado esa gran señal.

Ellos se llenaron de gran temor

Y se decían unos a otros: “Pues ¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?

En el A.T. el Señor Creador es el dueño de las tormentas y de los elementos atmosféricos. 

Señor Jesús, haz que aunque vayas dormido en nuestra barca, no te sintamos ni tan siquiera respirar y creamos que te fuiste de nuestra realidad, concédenos confiar (=creer) en ti porque no tienes ningún interés en hundirte con nosotros en el tempestuoso mar de nuestras dudas. Amén