Postal a los jóvenes

Dichosos los que tienen hambre

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

Jesús, desde un monte, proclama la oración del Reino. La experiencia de Dios es una experiencia gozosa y vivificante para todos. Donde está Jesús la ternura y la compasión de Dios se abren camino. Hay lugares en los que apenas escarbas brota el agua. Hay personas en las se nota enseguida su sed de justicia, su dolor hondo por tanta desigualdad. Si hoy las encuentras alégrate, porque has encontrado un tesoro.

Jesús, tú descubres la sed y abrazas al sediento. Te gozas de que Dios sea tan generoso con los que buscan justicia. Me da alegría ir contigo.

Mt 5,1-12: “Comenzó a enseñarles del siguiente modo”

Resulta difícil entender por qué Jesús llama dichosos a los pobres. La palabra dichoso o bienaventurado se usa en la Biblia en relación con todo lo que hace feliz al ser humano: larga vida, numerosa descendencia, honores, riquezas… Para el Evangelio, pobre es un individuo injustamente reducido a la miseria, cuya existencia depende de la generosidad de otros y que, precisamente por eso, pone toda su confianza en Dios.

La expresión pobres de espíritu ha sido con frecuencia mal interpretada. La palabra espíritu, aplicada a Dios, denota su actividad creadora; y aplicada al ser humano, un impulso interior que lo empuja a la acción. La expresión “pobre de espíritu” podría decirse, por tanto, de aquellas personas que son pobres por un impulso interior; esto es, por propia decisión, o lo que es igual, pobres porque han elegido libremente serlo.

De ahí que una buena traducción sería dichosos los que eligen ser pobres. Proclamando a los pobres "dichosos", Jesús no pretende idealizar o sublimar su condición, sino que pide a sus discípulos una elección valiente que haga posible eliminar las causas que provocan la pobreza. Jesús invita a todos los creyentes a hacerse voluntariamente pobres para que ninguno lo sea por causas ajenas a su voluntad.