Postal a los jóvenes

Jesús reza por los suyos

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

Jesús sigue pidiendo por los suyos. Pide el don de la unidad. La unión entre los suyos se realiza por la comunicación del Espíritu. El nos enseña el lenguaje del "nosotros", del respeto y del cariño, de la profunda solidaridad entre todos los que formamos la iglesia. Se trata de una unidad que produce el amor. Que lleva a escuchar juntos la palabra, a comunicarse unos a otros la vida, a orar juntos, a evangelizar juntos, a vivir en iglesia los gozos y dolores de cada momento.  

 Quiero acoger tu Palabra de Vida y unir mis manos con las de mis hermanos/as. 

Jn 17,11b-19: “Que sean uno como nosotros”

Tres temas resuenan en esta oración, que están en continuidad con los textos anteriormente comentados. Primero, la unidad: Jesús pide la unidad para sus seguidores. Pero no cualquier tipo de unidad, sino de la misma naturaleza que la que él mantiene con el Padre. Sólo esa comunión íntima, profunda, existencial, puede garantizar la fidelidad. 

 Es indudable que en el trasfondo del texto nos encontramos con una comunidad seriamente amenazada por rivalidades y fracturas a su interior. De ahí la insistencia del evangelista en la unidad como un don divino. Está luego el gozo: desde luego se trata del gozo que proviene del Espíritu; es decir, el gozo de sentirse plenamente hijo de Dios tal y como lo ha prometido Jesús; el gozo de sentirse salvado; el gozo de saber que se cuenta con la presencia “defensora” del Espíritu. 

 Y está, finalmente, la verdad: tema de gran relevancia en el evangelio de Juan. La verdad no sólo como claridad mental, sino como fidelidad y autenticidad de vida. Eso es lo que nos ofrece y nos pide el Señor hoy: unidad, gozo, verdad, fidelidad. En última instancia, es ser testigos fieles y gozosos de la verdad y la unidad, en un mundo saturado de mentiras y egoísmo tanto personal como estructural y colectivo.