Postal a los jóvenes

Yo soy la puerta de las ovejas

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

Las palabras y los gestos de Jesús desvelan un entrañable amor por el pueblo, son una denuncia contra los que abusan de los indefensos; su forma de acercarse tan abierta, sincera y gratuita, abre caminos de liberación. Ten hoy abierta la puerta de tu vida, para recibir y para dar, para anunciar y denunciar la extorsión y a la exclusión de los más pobres.

Gracias, Jesús, por tu puerta abierta, por tus manos y tu corazón abiertos. Gracias por tu eucaristía, mesa abierta. Gracias por abrirnos tu corazón.

Jn 10,1-10: Yo soy la puerta de las ovejas

Ayer abordamos el tema del Buen Pastor, cuyo texto se encuentra a continuación del que leemos hoy. Jesús utiliza la imagen de la puerta. Los ladrones y asaltantes no utilizan la puerta, sino que entran violentando el corral de las ovejas. Jesús se constituye en puerta que salva a quien entra por ella. Parece que al interior de las comunidades joánicas existieron muchos creyentes que se decepcionaron pronto al no encontrar en Jesús el mesianismo que esperaban; y no sólo dejaron la comunidad, sino que arrastraron tras de sí a otras personas con una fe frágil.

Algo parecido encontramos en nuestros pueblos latinoamericanos. Muchos hermanos y hermanas que no encuentran en las comunidades soluciones inmediatas o fáciles a sus problemas, las abandonan y arrastran a otros para fundar nuevos movimientos religiosos. Lamentablemente, en ocasiones la motivación es de orden económico y no tanto por fidelidad al Evangelio.

También es posible que no encuentren en nosotros una puerta que les acoja.
Examinemos nuestra vida cristiana: ¿qué intereses nos mueven para formar parte de una comunidad inspirada en el evangelio de Jesús? ¿Somos puerta para que otros puedan entrar a la comunidad? ¿Somos salteadores que violentamos la comunidad para lograr nuestros intereses mezquinos?