Postal a los jóvenes

Las dos conciencias

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

Jesús se da a lo grande, por eso su presencia conmueve el mundo y hace brotar en todo desierto la esperanza. Su derroche de gracia hace posible una alternativa para el mundo. Abre tus manos y tu corazón y acoge el regalo del Espíritu. Él te enseñará los lenguajes de Dios: la sonrisa, el agradecimiento, la ternura, la compasión.

Ven, Espíritu, derroche de amor. Vivifica y alienta toda semilla de vida que está sembrada en el mundo.

Jn 3,31-36: “Todo lo ha puesto Dios en su mano”

El evangelio de hoy plantea una clara diferencia entre lo que viene y habla de la tierra, y lo que viene y habla del cielo. Jesús comprende muy bien lo que habla de la tierra, que está limitado por las condiciones humanas que lo han generado, y lo que viene del cielo, como es la propuesta que él encarna y que cuenta con la aprobación, el respaldo y la intervención de Dios mismo.

El evangelio puntualiza que quien actúa bajo la voluntad de Dios está en el cielo, y no puede congeniar con quien tiene su conciencia identificada con otro tipo de intereses contrarios a la voluntad de Dios. Son estos intereses, los intereses de nuestra conciencia, los que pondrán de manifiesto si la unión con el Padre es auténtica y generadora de vida eterna.

Nuestra comunidad debe saber identificar las dos clases de conciencias por las cuales el ser humano puede optar: la terrenal -limitada, condicionada por el poder- o la del cielo -libre, comunitaria, comprometida-. Estos dos polos de conciencia expresan realmente los elementos con que cada una se identifica: la una con la búsqueda de intereses individuales, y la otra con la creación de una sociedad igualitaria en derechos y humanizada.

Pidamos a Dios que nos haga seres humanos con conciencia crítica, con capacidad de discernimiento suficiente para optar en libertad por el proyecto que nos realice como seres humanos sin apartarnos del plan salvífico de Dios.