Postal a los jóvenes

“Surgió un hombre enviado por Dios...

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

“Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. Y éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a Juan, a que le preguntaran: ¿Tú quién eres? Él confesó sin reservas: Yo no soy el Mesías. Le preguntaron: ¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías? Él dijo: No lo soy. ¿Eres tú el Profeta? Respondió: No. Y le dijeron: ¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo? Él contestó: Yo soy la voz que grita en el desierto: "Allanad el camino del Señor", como dijo el profeta Isaías. Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta? Juan les respondió: Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia. Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando”.


Pasó ayer y pasa hoy. Un modo de ser y de vivir distinto molesta, inquieta. Desde los círculos del poder salen emisarios, que solo quieren amordazar la voz.
La vida de Juan rompe los esquemas, provoca preguntas. No es lo que los demás piensan de él. Sabe decir “no”. Su vida es la voz que prepara los caminos de Jesús, así se define, así da testimonio.
Sin buscar halagos ni grandezas, su presencia puede acercarte a la Navidad. Juan te señala la fuente de la alegría. Por eso, a este domingo se le llama de “Gaudete” o de la alegría. ¡Alégrate! ¡Jesús está cerca!

ORAR ES ABRIR CAMINOS A JESUS

Comienza tu momento de oración haciéndote y respondiendo a las preguntas que le hacen a Juan: “¿Quién eres? ¿Qué dices de ti mismo/a?”
Recuerda agradecido/a a las personas que te han ayudado con su estilo de vivir a acercarte a Jesús. En todo tiempo, también en el nuestro, es vital el testimonio.
Gracias, Señor, por tantos profetas de tu amor.
Sin ellos, ¡qué oscuro queda el mundo!
¿Quién da, si no son ellos, esperanza a los más pobres?
¡Cuántas pistas me han dado de Ti en medio de la noche!
Abre tu corazón a Jesús. Deja espacio a su palabra en tu vida. Confiesa tu fe en Él. No te calles lo que oyes, ves, tocas y palpas acerca de la vida. Canta y vive para Él y sentirás que Él vive para ti.
Jesús, tú eres mi luz.
Jesús, tú eres mi alegría.
Jesús, tú eres mi Dios y Señor.
Jesús, tú eres mi vida.
Atrévete a ser testigo de Jesús en medio del mundo que te rodea. Recuerda la valentía de Juan y de tantos testigos. Préstale tu voz, tus ojos, tus manos, tu corazón, todo tu ser.
Aquí me tienes, Señor.
Toma mi vida.
Muchas personas no te conocen.
Quiero ser tu música, un humilde signo de tu presencia.
Dame tu Espíritu para prepararte caminos y abrirte puertas.
Estrena en el Adviento un estilo de vida sencillo, austero, sin creerte más que nadie, con la poesía y el gozo de Jesús tocando tus entrañas.