Postal a los jóvenes

Días de Jesús y hoy 

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

Por formar parte de tu generación, puedes respirar su dureza de corazón. Estate atento/a para que no se adueñe de ti lo malo. La crisis ecológica medio ambiental, que amenaza a la tierra, es una señal. La deuda externa que paraliza el movimiento de tantos países, es una señal. El movimiento migratorio de millones de seres humanos, buscando el pan para sus hijos, es una señal. Para esta generación, Jesús es una señal. ¿La has descubierto. Donde está Jesús siempre hay un signo de vida y de amor en medio. Orar es encontrar milagros en la vida sencilla de cada día.

Dios de la historia, Señor de la vida, abre mis ojos para que vean.

Lc 11,29-32: “Aquí hay alguien mayor que Jonás”

En el evangelio de hoy Jesús hace una invitación a la conversión profunda sin necesidad de señales extraordinarias o de grandes espectáculos, que pudieran estar más cerca de lo mágico que de lo real.

La gente de su generación, sobre todo sus opositores, estaban forzándolo para que hiciera obras prodigiosas y buscar así la manera de condenarlo. Sin embargo Jesús no accede a esa petición arrogante de aquellos que se ufanan de conocer y valorar a los antiguos profetas, pero se resisten a escuchar la voz de los profetas que los cuestionan en el presente.

En nuestros días sucede algo similar a los días de Jesús. Pareciera que estamos esperando a que Dios se manifieste mediante obras espectaculares y mágicas, y nos cuesta ver que todos los días Dios realiza milagros a lo largo y ancho del mundo, a través de seres humanos llenos de su Espíritu, los que con sus obras de solidaridad y entrega generosa anuncian y revelan de una manera sencilla el plan divino.

Estas personas son la voz de Dios que realiza poco a poco el milagro de su voluntad, sin que sus acciones tengan algo de sobrenatural o mágico.
El evangelio formula una invitación a la conversión y a la asimilación responsable del ministerio profético que como cristianos tenemos todos por el bautismo, pues el anunciar el reino de Dios en estos tiempos no puede ser tarea de unos pocos, sino responsabilidad de todos y cada uno.