Postal a los jóvenes

Toma al niño y a su madre

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

“Yo, el Señor, te guío por el camino que sigues” (Is 48,17)

Dios es amigo de dar. No pongas tasa al actuar de Dios. Puede hacer en ti mucho más de lo que imaginas. Si no lo crees, estás cerrando tus puertas a sus dones. Mientras avanzas por el camino deja a Dios que sea Dios en ti, que actúe como Dios. La alianza de amor que estáis haciendo es cosa de los dos: de Dios y tuya. Pon tus trozos rotos en sus manos, para que, como buen alfarero, haga de ti una vasija nueva. Dios te va dejando la certeza de su paso. Tú sabes que es El quien te guía y te acompaña. Por eso, te brota la oración humilde: Señor, no soy digno, no soy digna de que entres en mi casa. Bendito y alabado seas.

Mt 2,13-15.19-23: Levántate, toma al niño y a su madre


1) La memoria de María en su advocación de Guadalupe nos invita a renovar nuestra fe y a perseverar en el seguimiento de Jesús a través del servicio a los pequeños.
El evangelio relata las dificultades de la joven pareja de Nazaret. El poder dominante, temeroso de perder su soberanía, persiguiendo al pequeño niño es símbolo de la soberbia con que precisamente actúa el poder cuando se apodera de una persona, de un grupo o de una institución. Todo lo que aparece como alternativo se tiene por enemigo, y se pierde la capacidad de diálogo, de cooperación y de respeto por el otro.
2) José y María, confiados y guiados por Dios, protegen la vida del pequeño, signo del amor gratuito, de la solidaridad y la fraternidad. El evangelio nos invita a ser como ellos, personas sencillas dispuestas a proteger la vida amenazada, a impulsar los proyectos pequeños y solidarios.
Que el día de María de Guadalupe, patrona de Latinoamérica, sea la oportunidad para sensibilizarnos y comprometernos como cristianos con la defensa de nuestros hermanos indígenas y el cuidado del legado cultural y espiritual que nos ofrecen; el momento de solidarizarnos con los emigrantes y desplazados que, como Jesús, buscan un lugar en donde reconstruir sus vidas y la confianza en Dios y en la Vida, a través de la fraternidad y la acogida.
Dios te limpia los ojos para ver un corazón donde antes solo veías lodo, para despertar la gracia en todos los desgraciados, para poner canciones de amor donde solo hay despojos rotos de desengaño.