Postal a los jóvenes

Deja las 99 y busca la otra

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

En el mundo confuso que te rodea y que tú llevas dentro, no siempre verás claro el camino a seguir. El Espíritu sí lo sabe. Ábrete a El. Confía en El. El viene en ayuda de tu debilidad. Desde dentro de ti te lleva, te convoca a la comunión con Dios, a la fiesta de la Navidad. Quiere que seas testigo del beso que Dios quiere dar a la humanidad en el momento de la Encarnación. El Espíritu quiere que entres en el Reino, ese tesoro que estaba escondido en tu campo sin tú saberlo. A ti te toca dejarte guiar, entrar en paz en ese misterioso espacio de Dios, tan desconocido e insospechado para ti. Camina en la alegría de saber que Dios te ha llamado para estar cerca de El, para estar El cerca de ti y de todos los pobrecitos de la tierra.

Mt 18,12-14: Deja las noventa y nueve por la extraviada

El Señor no quiere que nadie se pierda, “pues el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo que estaba perdido”. Jesús nos muestra aquí cuán importante somos para él, quien dio su vida por mostrarnos un camino de fidelidad al Padre y graficarnos que Dios es el Padre Misericordioso, que a pesar de nuestras debilidades nos ama entrañablemente, nos escucha y nos perdona. Ahora, si Dios es capaz de perdonar nuestras faltas, ¿somos nosotros capaces de perdonar a nuestros hermanos? No podemos juzgar el pensamiento de los demás; al contrario, presentemos a Dios nuestras oraciones especialmente por aquellas personas sobre quienes tenemos alguna duda, y luego, en la vida diaria, pongámonos a su servicio; ésta es la novedad del perdón. Hemos de imitar a Cristo en la solicitud por la oveja extraviada. Despreciar al que yerra va contra los principios de Dios; nuestro amor al ser humano tiene que ser inmensamente mayor que nuestro odio al error. Hay que dar a todos la certeza de ser buscados, amados, comprendidos, defendidos; ésa es la esencia del cristianismo. El Señor vino a sanar a los enfermos, a salvar lo perdido; buscó a la oveja perdida. Nosotros debemos, por tanto, seguir su ejemplo.
Alaba y bendice a Dios, que hace maravillas. Su gloria es que todos los hombres y mujeres vivan en plenitud. Esta es su alegría. Ojalá vaya siendo la tuya.