Postal a los jóvenes

Fuera la codicia! Rico en Dios

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

Lc 12,13-21: Guárdense de toda clase de codicia

El ser humano no tiene en su poder la vida como dueño y señor. No puede contentarse con hablar consigo mismo; Dios interviene haciendo diálogo. El hombre debería tratar también con los demás hombres, pero muchas veces le importan tan poco como Dios mismo. Es insensato quien piensa así, como si la seguridad de su vida estuviera sólo en su mano o en sus posesiones. El que no cuenta con Dios lo niega prácticamente y es insensato (Sal 14,1). Que nuestra vida no se asegura con la propiedad y los bienes, lo pone al descubierto la muerte.

La riqueza que el hombre acumula para sí, con la que quiere asegurarse la existencia terrena, no le aprovecha en nada. Tendrá que dejarla aquí, en manos de otros. Sólo el que se hace rico ante Dios, el que acumula tesoros que Dios reconoce como la verdadera riqueza de su criatura predilecta, saca provecho. El querer asegurar nerviosamente su vida por sí mismo, lleva al hombre a perder la vida; sólo la entrega a Dios y a su voluntad la preserva. Toda ansia de aumentar los bienes es enjuiciada como un peligro del que han de guardarse bien los discípulos. El ansia de poseer descubre la ilusión de creer que la vida se asegura con los bienes, y más con su abundancia. La vida es un don de Dios, no fruto de la posesión, abundancia o riqueza en bienes de la tierra. De hecho, no es el hombre el que dispone de la vida, sino Dios.