Postal a los jóvenes

Cuatro pobres y 4 satisfechos...

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

“Dichosos los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios” (Lc 6,20)

A Dios se le va el corazón hacia los pobres. Se estremece por dentro cuando ve la debilidad. La pobreza compra los ojos de Dios. Si te encuentras con un pobre no mires hacia otro lado. Comparte con él lo que tienes, acoge el tesoro que él te ofrece.

Luego de la elección de los Doce, Jesús proclama la nueva “ley” del reino a todo el pueblo. Lucas organiza pedagógicamente esta parte en cuatro sentencias positivas en oposición a otras cuatro negativas. Los sujetos o destinatarios de las cuatro primeras son: los pobres, los hambrientos, los que lloran, los perseguidos por causa de Jesús, esto es, del reino.

En oposición aparecen cuatro sujetos: los ricos, los satisfechos, los que ríen, los que son aplaudidos por todos. Es claro que para los primeros es el reino de Dios. Mientras los segundos se han autoexcluido porque se han dedicado a buscarse a sí mismos, a encerrarse en su propia egolatría y procurarse sus propias satisfacciones olvidándose de los demás. El reino de Dios exige apertura, salir de sí al encuentro solidario con el otro, romper las barreras del egoísmo. El rico es aquél que ha hecho de los bienes de cualquier género un ídolo, mientras que el pobre es quien ha logrado desprenderse de toda clase de riquezas para tener a Dios y su reino como su único bien. Examinemos nuestra conciencia e identifiquemos aquellas “riquezas, satisfacciones, autocomplacencias e idolatrías” que nos impiden abrirnos plenamente a la novedad del reino.

ORACIÓN:

La dicha de mi pobreza es tu riqueza.
La dicha de mi nada eres Tú.
Mis ojos se alegran cuando veo que me miras.
Quiero ir siempre contigo, Señor.