Postal a los jóvenes

El futuro comienza ahora 

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

'Pues no hay futuro para el que hace el mal' (Proverbios 24,20)

Este texto, a priori, puede parecerte de los más negativos. No creo que lo sea. La información que no comunica es incluso de las más importantes. Hacer el mal hoy, conduce a cortar nuestro capital de felicidad para el futuro. La influencia de hoy sobre el futuro no está por probar. En términos científicos, se sabe que algunas enfermedades de mañana, se preparan hoy. Mala alimentación, abuso de tabaco, alcohol, droga, estrés, inquietudes, preocupaciones no reguladas, angustia, miedos etc.

Tu porvenir está en las manos de Dios, y no debes aceptar que sea de otro modo. Al contrario, pon toda tu fe en este Dios que sostiene tu porvenir en su mano. Quizá se ye ha diagnosticado cáncer para el mañana, ya que en tu familia sucede así de generación en generación; ¿quién ha declarado que tu porvenir estaba completamente abocado al plan profesional a causa de tus errores de ayer y de hoy? No los creas.

Todo esto es sin duda verdadero en un plan natural y lógico. Pero en lo que te concierne, tu porvenir no está en la las manos de los médicos (al menos únicamente), o entre las de algún profesor, superior jerárquico, banquero o juez, sino en las manos del Señor vivo. Recuérdaselo a tu alma.

Sin embargo, atención a tus elecciones de hoy. Van a influir en tu porvenir. El futuro se fabrica hoy, y más particularmente en la fe, la confesión de tu fe. No te dejes impresionar por las palabras que salgan del infierno, de la religión o que emanen del humanismo o de la lógica humana. De tu porvenir se ocupa Dios.

Tus inconsecuencias de ayer, tus errores de hoy, cambian; aprende de él para no caer en las mismas cosas y vive en paz.

Es verdad, humanamente has partido mal. Algunos piensan que estás acabado. No cuentan para nada con Jesús que sostiene tu futuro en su mano. (ver Jeremías 15,11;29,11)


Oración para hoy

Señor Jesús, no tengo ningún futuro; mis errores del pasado y mis locuras de hoy me impiden tenerlo; nadie razonable apuesta nada por mí; pero confieso que mi futuro está en tus manos y vivo en paz. Amén.