Postal a los jóvenes

“El que pierda su vida por mí la encontrará” Mateo 16,21-27

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

'En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discí­pulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.» Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces trope­zar; tú piensas como los hombres, no como Dios.» Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.»

“El que pierda su vida por mí la encontrará”

Jesús ha planteado su vida como un testimonio del amor del Padre en Jerusalén, un lugar donde se habla de Dios pero no se vive como el Padre quiere, porque los últimos son abandonados a su mala suerte. Esta opción de vida conlleva cruz.

Dedica de vez en cuando un tiempo para ver cómo estás viviendo tu vida. ¿En qué quieres emplearla? Escoger las opciones más fáciles y menos comprometidas conduce a la tristeza, a la falta de vida.

¡Qué misterio este de la vida, Señor!
¡Qué misterio el de mi vida, Señor!
Puede ser agua que se me pierde entre los dedos.
Puede ser semilla de esperanza que siembro cada día.
Puede ser una vida para amarte.
“Que cargue con su cruz y me siga”

Tú sabes que Jesús es el Crucificado, el que se agarra a su cruz. Así se presenta ante ti. Aunque no te guste la cruz, Jesús no puede esconderte esta parte importante de su amor. Si quieres caminar con él no puedes dejar a un lado la cruz. Sería un seguimiento a medias. Desde tu cruz, solidarízate con las cruces de tantos hombres y mujeres.
Enséñame, Jesús crucificado,
a llevar mi cruz, la de cada día.