Postal a los jóvenes

“Venid a la boda” (Mt 22,4)

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

Dios ha preparado una gran fiesta para toda la humanidad. Cada mañana sale a los caminos para invitar a todos a la boda. Le duelen las ausencias, los desprecios, pero El, cada mañana, sigue saliendo a invitar a las gentes a su fiesta. ¿Cómo ves a Dios? ¿Lo ves vestido de alegría o de tristeza? ¿Lo ves lleno de gratuidad y de ternura o enfadado?


Dios no teme al ser humano ni a los crímenes horrendos que ha cometido en su historia. El le conoce y reconoce como su hijo amado. Tanto así que llegado el momento le mostrará su santidad en la reconciliación de la humanidad con su propia historia. El banquete está servido y es Dios mismo quien invita a la humanidad a disfrutarlo. La parábola nos enseña que la salvación es no sólo un hecho comunitario, sino personal, que implica confesar no sólo de labios la adhesión vital al proyecto de Dios en la vida humana, sino, sobre todo, llevarlo a la práctica en la propia existencia. La parábola del banquete del reino de Dios al que estamos todos invitados no es una realidad ajena a la existencia misma del creyente, pues le ayuda a responder al llamado que Dios generosamente le dirige. La boda está preparada, nos dice el evangelista, y ojalá que nosotros expresemos con nuestra forma de vida cotidiana en la vivencia del Evangelio que merecemos participar de ella.

ORACIÓN:

 

Tú besas nuestra humanidad, Señor.
Cafés alianza con nosotros.
Nos invitas a una boda.
¡Bendito y alabado seas, Señor!