Postal a los jóvenes

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Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

"¿Por qué vuestro Maestro come con los publicanos y la gente de mala vida ?… No son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos ... No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores." – Mt 9,11-13

Los fariseos estaban encolerizados porque Jesús iba a la gente ordinaria. Los que, a menudo, no eran ni eruditos, ni dirigentes, ni con fines políticos. De hecho, era a menudo lo contrario. Se trataba de pecadores prostitutas, recogedores de impuestos y gente de reputación dudosa.

Jesús iba a esas personas. ¿Por qué? Porque no ha venido a llamar a los justos, sino a los pecadores. Los fariseos se consideraban como "justos". No necesitan el mensaje de Jesús. Su vida estaba toda planificada, tenían todo lo que les hacía falta. Eran demasiado orgullosos para admitir que necesitaban del Gran Médico.

Hoy, muchos critican a los cristianos por sus defectos. En lugar de ser personas educadas y honradas, los cristiano son a menudo los menos considerados. En lugar de ser los poderosos, los cristianos son frecuentemente pobres. En lugar de ser los que se entienden bien todo el tiempo, pueden tener desacuerdos. Jesús no recuerda que somos pecadores. En cuanto cristianos, somos fuertes cuando somos débiles. No tenemos ningún poder por nosotros mismos, sino solamente cuando sometemos enteramente nuestras vidas a Dios y dependemos de él.

¿Hay cristianos que os irriten o frustren? ¿Que dicen o hacen cosas que no aprobáis? Recordad que también vosotros sois un pecador salvado por la gracia. Jesús no ha llamado a personas perfectas, sino imperfectas. Tampoco ha llamado a personas que tengan respuestas para todo, sino a las que tienen necesidad de respuestas; y no a las que nunca cometen errores sino a las que los cometen y requieren ayuda.

Dad gracias a Dios de que os haya aceptado y perdonado todos vuestros pecados. Buscad en demostrar su amor por todos los hombres, incluso los que no son amables, o aquellos con los que no estáis de acuerdo. En una palabra, por los pecadores.

Una oración para hoy

Padre, me humillo delante de ti. Gracias por tu bondad. Ayúdame a mostrar tu amor a cada uno. Empléame para anunciar la salvación a los perdidos. En el nombre de Jesús, amén.