Postal a los jóvenes

Dureza de corazón

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

“No se habían convertido” (Mt 11,20-24)

Todo el amor entregado de Jesús a la humanidad es una invitación a la conversión. Cada eucaristía es una fuente de conversión. Cultiva hoy el asombro. Asómbrate del amor de Jesús que se pone sin condiciones en tus manos. Asómbrate del amor loco de Jesús que se entrega por entero para darte vida.


Ante la inminente caída de Judá por manos de Israel y Damasco, el profeta Isaías sale al encuentro del rey Ajaz para advertirle que ni él ni el pueblo caerán ante aquellos que se muestran como “tizones ardientes”. Dios reclama para los suyos la confianza que sobreviene a la fe, que es capaz de ver, más allá de las circunstancias turbulentas que se ciñen sobre el género humano, la posibilidad de aceptar el obrar salvífico de Dios en su propia existencia.
En el evangelio, Jesús regaña fuertemente a las gentes de aquellas ciudades en las que tuvo su mayor influencia en lo referido a su ministerio.

La dureza de corazón de aquellas gentes no les permitió convertirse a la propuesta del reino de Dios, prefiriendo mantenerse en sus egoístas y bien establecidas estructuras. La conversión es una dinámica constante y el evangelista san Mateo lo refiere directamente al camino del discipulado. El discípulo no puede quedarse en una actitud pasiva que lo lleve a creer que ya se encuentra salvado, porque no le permitirá que el germen del reino brote con decidida fuerza que lo lleve a transformar su propio entorno, como la familia, el lugar de trabajo, entre otros.

ORACIÓN:

Tu eucaristía es siempre un amor ofrecido.
La mía, ¿qué es, Señor?