Postal a los jóvenes

Halloween: el fin de una mala farsa

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

Mientras que en otros países se constata la desaparición progresiva del Halloween, con regocijo de numerosas iniciativas tanto laicas como confesionales, que se han manifestado para denunciar esta mal llamada “fiesta”, aquí comienza a tener cada año más seguidores entre jóvenes y niños.

En una sociedad que nos llama continuamente al deber de la laicidad, ¿no es curioso ver el desarrollo-aún en las escuelas- de este culto a la muerte con ritos siniestros e imágenes directamente unidas a las prácticas satánicas?

El lado “divertido” invocado para justificar estos ritos no podía oscurecer, durante mucho tiempo, los valores completamente negativos que vehiculan, encarnados por los diablos, hechiceras, monstruos, cadáveres, zombies y otros símbolos de superstición y de angustia.

Disimulado bajo un aspecto lúdico, el mensaje real pasa y banaliza- en particular entre los niños- prácticas que no tienen nada de infantiles como los ceremoniales abominables que han alimentado regularmente hechos diversos con suicidios, asesinatos rituales y agresiones sexuales... No es inútil recordar que el 31 de octubre es todavía hoy una de las fechas claves de los cultos satánicos y prácticas de hechicería.

Por eso, organizaciones preocupadas por los niños, promueven valores positivos que construyan y desarrollen armónicamente su personalidad- lo que es una verdadera educación en la ciudadanía.

En nuestra sociedad, cada día más problematizada y atormentada, ¿no es necesario y urgente la promoción de los valores de paz, belleza, vida y dinamismo antes que de fealdad macabra y voluntad de dominación?

Te habrán llegado ya postales con el anuncio de esta “¿fiesta?”. Personalmente, han visto en seguida la papelera. En primer lugar, por el respeto que merece el hecho trascendental de la muerte, y en segundo lugar porque mi fe cristiana me habla de la verdadera dimensión eterna y sobrenatural de las personas que, aunque muertas físicamente, viven de otra forma con Dios.