Postal a los jóvenes

Esperan una invitación 

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB 

 

 

Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron las palabras de Juan. Habían seguido al Señor. Fue el primero que encontró a su hermano Simón y le dice: 'Hemos encontrado al Mesías' (que significa Cristo). Lo llevó a Jesús." – Jn 1.40-42

Un sondeo efectuado en 2007 reveló que más de la mitad de las personas que viven en Gran Bretaña declara creer en Dios. Sin embargo, sólo una persona de 7- es decir 7,6 millones de adultos – va a la iglesia cada mes, mientras que 12,6 millones van sólo una vez al año. Eso nos lleva a creer también que, por desgracia, millones de personas no van nunca a la iglesia.

La información más reveladora fue quizá la que indicó que tres millones de personas admitían ser sacerdotes e incluso deseosas de ir a la iglesia. La cuestión que hay que plantearse es la siguiente: ¿qué esperan entonces?

Guardad estas cifras en la memoria cuando consideréis vuestro barrio, vuestro medio ambiente, vuestros amigos y colegas de trabajo, o incluso miembros de vuestra familia. Hay, alrededor de vosotros, personas que están preparadas para ir a la iglesia. En el fondo de ellas, saben que necesitan de Dios. Quieren conocer creyentes. Desean el perdón de sus pecados. Tienen necesidad de paz y de respuestas a sus problemas. Les hace falta justamente alguien que les tienda la mano, lees preste un poco de atención y les muestre el camino.

Hoy, pedid a Dios que os quiete vuestros miedos y aprehensiones y abra vuestros ojos a las necesidades de quienes os rodean. Estad listos para dar testimonio, para rezar por los necesitados, para invitar a una persona a la iglesia, hablar de un programa de TV cristiana, animarla a la lectura de un libro o artículo cristiano. El mundo tiene hambre, está lleno de personas que necesitan lo que ya poseéis. Estad preparados para compartir, ir, dar para que otros puedan tener la vida. Invitadlos a conocer a Jesús.

Una oración para hoy

Padre, dame la compasión por el mundo. Empléame para llevar vidas a tu reino. Ayúdame a ser testigo celoso. Te doy mi tiempo, mis talentos y mis recursos. En el nombre de Jesús, amén