Postal a los jóvenes

Después de las lágrimas...

Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

 

“El invierno ha pasado...el tiempo de cantar ha llegado” (Cantar de los Cantares 2,11-12).

La existencia aporta a cada uno de nosotros su lote de heridas y de dolor. Señala sus estaciones, a veces, un invierno riguroso, en el que la tristeza hace sangrar el corazón. Incluso los hombres más fuertes han derramado abundantes lágrimas, en la hora más sombría de la historia. David, azotado por la prueba, lloró hasta que se quedó sin fuerzas. La ausencia de los que él ama, sus días que están contados, lo arrojan a los pies de aquel que le dará la fuerza para dejar de llorar, para levantarse y para proseguir su ruta (1 Samuel 30,3-6).

Dios no ignora la causa de tu pena. Ve tu sufrimiento y conoce sus razones, El que seca todas las lágrimas, escucha que te dice con dulzura:” No llores más”. Dice a la madre enlutada, a la esposa traicionada, a todos los desconsolados, a ti que lloras en secreto:” No llores más”. Pues ha habido un tiempo para llorar, y también viene el tiempo para cantar y reír” (Eclesiastés 3,4).

¿Han mojado las lágrimas tus ojos hasta el punto de que te han arrebato el gozo de la belleza y las alegrías de la existencia? Hoy, permite a la vida que retome sus derechos. Se anuncia una nueva primavera; déjala que reemplace tu tristeza por un perfume de alegría y que la ceniza se cambie en una preciosa diadema (Isaías 61,1-3).

Siente ya que por el jardín de tu corazón se extiende una brisa ligera, impregnada de fragancia que exhalan la flores y los frutos. ¿Escuchas el canto de la tórtola? Pronto tus lágrimas serán solamente un recuerdo lejano, pues siempre hay un sol radiante después de la tormenta...

Una oración para hoy: Dios mío, conoces mi tristeza, mi dolor. Tómame en tus brazos de Padre y consuélame enjugando mis lágrimas mediante tu Espíritu Santo. Sopla, por favor en el invierno de mi vida. Quiero recomenzar a vivir con un canto nuevo en lis labios. Amén.